Han pasado ya tres años desde que leí una frase que me enganchó: “Porque sólo faltas tú”. Era un anuncio de periódico que invitaba a los madrileños a ser ‘Voluntario por Madrid’. Desde entonces, he colaborado en muchos actos cívicos y sociales de esta Ciudad. Creo que ser voluntario va con la persona, con su forma de ser… es una aptitud, yo por lo menos disfruto más dando que recibiendo, es una forma de ayudar, de sentirte útil… por este motivo, me animé a solicitar al Servicio de Atención al Voluntariado y Entidades Sociales “Voluntarios por Madrid”, información para viajar como voluntario a África. Me dieron mucha información sobre las entidades sociales y ONG que tienen proyectos de voluntariado internacional. Finalmente decidí colaborar con Jóvenes del Tercer Mundo, una ONG de desarrollo comprometida con la educación de los jóvenes en los países más desfavorecidos.Después de varios meses de cursos de formación, el 23 de septiembre de 2006 dejé mi vida de Madrid rumbo a Mozambique. En la comunidad de Moatize, a 1.500 kilómetros de Maputo, se encuentran los salesianos, que trabajan en esa zona para ofrecer una educación a todos los niños y niñas que no tienen recursos suficientes para estudiar y una formación a los jóvenes para que aprendan un oficio. La mayoría de las escuelas que se han construido son fruto de la cooperación española.Aitor, el arquitecto, y yo llegamos a la comunidad para construir una escuela, que se encuentra a 15 kilómetros de la ciudad de Tete. Mi trabajo diario consistía en apoyar las labores cotidianas necesarias para construir una escuela, era el encargado de recoger los materiales con una de las pocas furgonetas que circulaban por allí. A veces trasladaba a enfermos al hospital de Tete. Allí van a todos los sitios en bicicleta… es su modo de transporte.Una de las cosas que más me impactó fue ver a los niños y niñas ayudar en las labores de la casa desde que son muy pequeños. Acompañaban a la madre a por agua, a sembrar el trigo que luego comen, a cuidar de los hermanos más pequeños… Son niños con vidas de adulto. Algunos van a la escuela a las 6 de la mañana para poder ayudar a sus padres con las tareas diarias.Todas las personas que hacemos labores de voluntariado ya tenemos unos valores distintos, definidos y claros. Llegué a Madrid a mediados de marzo y cuando vuelvo a ver todas las fotos que hice y en ellas aparece la sonrisa de Abel, el niño de 5 años que nos acompañaba a todos los sitios, me doy cuenta de que ser voluntario es algo tan gratificante que no se puede explicar con palabras, lo tienes que sentir, aquí en Madrid, en Mozambique, en Bolivia, en tu vida…
Julio Almorox
No hay Comentarios