En el trabajo de identificación me he servido de todos los medios disponibles, aunque uno muy importante, la lengua local, me ha resultado muy difícil. Por lo menos he tenido la suerte de encontrar mucho material a mi disposición y las traducciones de lecturas y libros de oraciones son siempre una ayuda inestimable para el que comienza en una nueva lengua.El agua era una de las cosas que veía muy necesaria, pues las mujeres recorren enormes distancias varias veces al día para buscarla. Y al lado pensaba en enfermedades como el paludismo o el sida…El proyecto escuelasPero pronto me di cuenta de que la epidemia más perniciosa no era de este tipo, sino de no ir a la escuela… El analfabetismo hace estragos en cualquier sitio y cuando tienes que tratar con personas que nunca han ido a la escuela, te das cuenta de que no reaccionan como los demás, que hay algo que está atrofiado y que no logran deshacerse de ese peso que les atenaza y les impide progresar a ritmo normal.La primera reflexión que se me ocurre es preguntarme por qué pasa una cosa así. Que virtud tengo yo para saber leer y escribir y qué pecado han cometido ellos para no haber encontrado nunca hasta ahora una escuela. Y a una pregunta se le da una respuesta: hay que enviar a la gente a la escuela… Dicho así parece fácil, pero la realidad concreta me iba a enseñar que hay que ir muy lentamente y tener en cuenta todas las circunstancias que cada uno está pasando.En la ciudad hay muchos aprendices sobre todo costureras y he tratado de empezar con ellos, pero antes de tratar directamente con los interesados he hablado con el jefe de uno de los sindicatos, quien me ha llevado a entrevistarme con las tronas, con quienes nos hemos puesto de acuerdo para que envíen a las jóvenes aprendices a la escuela. A partir de ahí hemos comenzado los pasos.El jefe del sindicato me ha traído una lista de aprendices y también de patronas. En total y para comenzar había 184 nombres, que luego fueron aumentando.El comienzo fue laborioso, pues poner en marcha una actividad para tanta gente requiere reuniones, encuentros, preparar locales y mobiliario, etc. Pero todo se ha ido arreglando y ahora las clases de dos horas, tres veces por semana, van a buen ritmo.Además del grupo que viene por la mañana, tenemos otro que viene por la noche, en su mayoría muchachos aprendices y que ya pasan de cincuenta, con lo que tenemos que en las aulas de la parroquia cada semana vienen varias veces a clase más de 300 personas adultas. Y pensamos que esto es sólo el comienzo, pues esperamos muchos más.Nosotros ponemos locales y nos encargamos de pagar a los profesores. Los patronos se comprometen a enviar a los aprendices a clase y los aprendices vendrán a clase con su pizarra y su tiza. Todo el mundo colabora y todos participan con algo.En las pequeñas poblacionesAdemás de esta realidad en la ciudad, hay otra que se está desarrollando en los pueblos y que va lenta, pero con paso firme y seguro.En Basudugu hay más de cien que van a clase y han comenzado hace dos meses. En Gaboni están a ver si ya empiezan, un grupo de unos veinte. En Palmatongue me han venido con una lista de setenta y cinco para comenzar. En Kpalbiague hay más de treinta desde hace dos meses. En Ganga hay dos grupos de más de veinte cada uno. En Kongo también funciona la alfabetización con un grupo de una treintena. En Samomoni también quieren empezar el trabajo, así como en Boade, en donde me surgió la idea de pedirles quinientos francos, que son recuperables, lo que quiere decir que los aportan, pero al que ha sido asiduo y ha hecho un buen trabajo se le devuelven al final del curso. Esto lo hago para que el maestro tenga un asidero hacia el alumno y que el alumno que viene esté más interesado y motivado.Creo que hay más de cuatrocientas personas que vienen a clase en los pueblos y me parece que la realidad puede ser mucho más rica, pues hay más pueblos y muchísima más gente que puede venir a la escuela; pero creo que habrá también que tener la paciencia de comenzar con unos cuantos, y los otros, esperemos que también se vayan animando y un día en lugar de cientos, tengamos miles, y podamos erradicar el analfabetismo, la peor plaga que tenemos encima.
Antonio Gutiérrez
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