El paso del tifón “Yolanda” por Filipinas el 9 de noviembre causó un reguero de destrucción y muerte. La Familia Salesiana no tuvo que lamentar víctimas, pero sí graves daños materiales.La destrucción se hizo presente el 9 de noviembre, cuando un tifón, de grandes magnitudes, asoló muchas de las islas que componen Filipinas. “Yolanda”, que así fue denominado, llegó a alcanzar rachas de viento de 360 km/h, lo que produjo olas de hasta 14 metros de altura, por lo que muchas ciudades costeras quedaron totalmente arrasadas. A su paso, la cantidad de muertos, heridos y desaparecidos ascendió cada día (las cifras fueron muy contradictorias y dispares), llegando 11 días después a las 4.500 víctimas. Según el Consejo filipino para la Gestión y Reducción de Desastres este tifón se situó a la par de otros desastres naturales con víctimas mortales en la historia de Filipinas, como el tsunami de 1975 que causó entre 5.000 y 8.000 muertos en el sur de la isla de Mindanao y las inundaciones originadas en 1991 por la tormenta “Thelma” que mató a 5.100 habitantes en la ciudad de Ormoc, en la isla de Leyte. Los Salesianos en Filipinas no lamentaron víctimas mortales, pero sí daños materiales. Trabajan en el país asiático desde 1951, tienen 38 presencias y hay 266 misioneros dedicados a la educación y atención de los niños y menores, especialmente los más desfavorecidos de la sociedad. En la Inspectoría de Filipinas Norte (FIN), que engloba a la capital, Manila, el tifón no golpeó de lleno, por lo que las casas no sufrieron daño alguno. En otras ciudades de esta Inspectoría, como Naga y Legazpi, tampoco sufrieron daños de importancia, a pesar de haber estado más expuestos al desastre. La Inspectoría de Filipinas Sur (FIS) se vio más afectada. Las comunidades salesianas de Cebú no tuvieron daños importantes. En cambio, las ubicadas en las ciudades de Borangan y en Dumnagas, la comunicación se perdió durante días. Tras el paso del tifón, los salesianos de aquellas comunidades, que fueron más duramente golpeadas, pudieron comunicar que se encontraban bien, aunque con daños materiales. Precisamente, en Borangan, donde residen 3 salesianos, la ciudad fue elegida como la sede de operaciones de socorro en toda esa provincia, Samar Oriental. Las comunidades salesianas de ambas Inspectorías colaboraron con la Unidad Nacional de Crisis que gestionó la operación de rescate, para ayudar a las personas desplazadas que lo perdieron todo y también para sostener a los que perdieron a sus seres queridos. Estudiantes, maestros y colaboradores laicos de los centros salesianos se involucraron en la recolección, preparación y empaquetado de productos de ayuda, que fueron enviados a las islas más afectadas. Las Hijas de María Auxiliadora también informaron que una de sus comunidades, ubicada en la provincia de Negros Occidental, en la trayectoria del tifón, sufrió algunos daños. En Cebú Minglanilla, las salesianas abrieron los patios y salones del primer piso de la escuela para acoger a los desplazados, consolar a los afligidos y ayudar materialmente a los necesitados. Las ONG´s salesianas de España pidieron ayuda económica a través de cuentas bancarias. Misiones Salesianas, Madreselva, Jóvenes y Desarrollo (JyD) o Solidaridad Don Bosco instaron a la participación en un momento tan duro para Filipinas.
Daniel Díaz-Jiménez Carmona
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