En la sede de las Naciones Unidas hay un salesiano. Se le distingue por la sinceridad, paciencia y sonriente disponibilidad. Se llama Tom Brennan y tiene una tarea delicada y, quizá, ignorada. Como sucede con frecuencia, todo comenzó con un antiguo alumno peruano que trabajaba en las Naciones Unidas de Nueva York. Se dio cuenta de que muchas órdenes religiosas estaban afiliadas a la organización mundial, pero faltaban los salesianos, que tienen obras en 130 de los estados miembros de la ONU.Tras un largo diálogo con los organismos competentes, los salesianos están oficialmente representados en la ONU desde el año 2003, en la persona del sacerdote salesiano Tom Brennan. Esto permite participar en los debates mantenidos en las asambleas con intervenciones orales o escritas. Implica también el reconocimiento de la Congregación como organismo no gubernamental que ofrece una aportación propia y está presente y comprometida en todo el mundo.»Los salesianos –dice Brennan- están en la ONU bajo la bandera de las Misiones Salesianas, porque queremos participar en las discusiones que influyen en la vida de las personas a las que servimos y hacer sentir la voz de los jóvenes y de las poblaciones más vulnerables. Como otras ONG, intentamos comprender las voces de aquellos a quienes servimos, recordando a los gobiernos y a sus líderes que sus decisiones influyen directamente en las personas y que las políticas y las acciones emprendidas deben beneficiar al mayor número posible de seres humanos. Las decisiones deben tomarse después de una atenta valoración de las necesidades de las personas. Los principios que guían y orientan nuestro trabajo de abogados de los jóvenes son los principios evangélicos, presentes en la Doctrina Social de la Iglesia».Para que puedan hablar los jóvenesTom Brennan forma parte de un conjunto de comités de ONG y ha sido elegido como miembro de los comités ejecutivos de alguno de ellos. Es copresidente del Comité sobre el SIDA, tesorero del Comité sobre emigración; forma parte del núcleo deliberativo del Comité para la erradicación de la pobreza; es miembro del comité ejecutivo del departamento para Información Pública y participa activamente en otros muchos organismos.Durante las Comisiones y las Conferencias de las Naciones Unidas, ha organizado un conjunto de acontecimientos y actividades paralelos, patrocinados por los mismos salesianos que se han ocupado del SIDA, de la emigración, de la pobreza, de los derechos humanos, de la educación, de la inclusión social y del papel de las comunidades religiosas en la sociedad. Gracias a él, los salesianos, así como los colaboradores laicos y los jóvenes provenientes de Sudán, África del Sur, Kenia, Australia y también de diversos estados de los Estados Unidos han podido hacerse presentes y hablar en las inaccesibles asambleas de las Naciones Unidas.La presencia en las Naciones Unidas es una de las formas a través de las que la Congregación quiere comprometerse en las organizaciones internacionales para acrecentar el bien que se pueda hacer.Si escondemos nuestra luz debajo del celemín o si la información se comparte solo en una red muy cerrada y reducida, se limita también el bien que se puede hacer por los jóvenes. En la relación con los demás, aprendemos también de ellos y ellos, a su vez, pueden aprender de nosotros. «Me he sentido embarazado cuando algunos colegas que trabajan en los países en vías de desarrollo o miembros de las delegaciones de estos países, viendo en mi tarjeta de acreditación el nombre de Don Bosco, comienzan a describirme el trabajo maravilloso que desarrollan los salesianos en sus países, especialmente en favor de los jóvenes más pobres y vulnerables. Aquí todos hablan de Don Bosco y de los salesianos con muchísima estima».Es importante recordar que no existe un solo problema debatido en las Naciones Unidas que no tenga sus consecuencias en los jóvenes. Riqueza, pobreza, educación, enfermedades mortales, cambio climático, emigración, explotación sexual, derechos humanos, desarrollo económico, conflictos armados, niños soldados, desarme nuclear, etc., cualquier problema que se debata tiene como protagonista a los niños, adolescentes y jóvenes.Estando así las cosas, debe escucharse la voz de los jóvenes. Los salesianos de Don Bosco trabajan precisamente para hacer esto posible en las Naciones Unidas. Los salesianos tienen mucha información de primera mano y una gran experiencia en este campo. Compartir todo esto con los otros, sobre todo con organizaciones internacionales que a veces olvidan al más importante sector de la humanidad, puede constituir una forma de sinergia vital destinada a dar frutos importantes.
O. Pori Mecoi
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