1. Los primeros años de la vida son importantes: es en este período cuando se asientan las estructuras fundamentales de la persona. 2. Los niños son personas con carácter, temperamento, necesidades, cambios de humor como vosotros. Dejad que también vuestros hijos alguna vez se pongan furiosos. 3. Los niños imitan lo que vosotros hacéis. No harán nunca lo que les mandéis. Sobre todo no les echéis sermones. Los niños aprenden solo lo que viven. 4. Los dos padres deben tener la misma idea de educación. Esto no quiere decir que deban hacer las mismas cosas o aparecer como un muro de cemento armado. 5. No entréis en conflicto con vuestros hijos. Cada vez que entréis en conflicto con vuestros hijos ya habéis perdido. 6. Sed pacientes. También con vosotros mismos. Nadie ha dicho nunca que sea fácil ser padre o madre. 7. Los padres no son los únicos educadores: está también la sociedad en la que los hijos están sumergidos. 8. Decid “no”. De ese modo vuestros hijos sabrán que los protegéis también de sus errores. 9. Reservad tiempo para reíros juntos y divertiros juntos. Vivid vuestros valores en la alegría. Si hacéis de moralistas todo el día, a vuestros hijos les entrarán ganas de escapar. 10. Haceos mutuamente regalos. 11. Aprended a relativizar los problemas, pero resolvedlos. 12. Acoged en casa a los amigos de vuestros hijos. 13. Animar es el aspecto más importante en la práctica de la educación del niño. Es tan importante que su falta puede ser la causa fundamental de ciertas anomalías del comportamiento. Un niño que se porta mal es un niño descorazonado. 14. Aceptad que vuestros hijos no tengan vuestro parecer. Y, sobre todo, escuchadlos de verdad. Es parte de nuestro prejuicio común sobre los niños pretender que entendemos, sin escucharlos en realidad, lo que quieren decir. 15. Subrayad los aspectos positivos de vuestros hijos. Los niños no son conscientes de ellos. Un enhorabuena gusta a todos, también a vuestros hijos. 16. Permitidles que tomen parte en las decisiones de la familia. Explicadles bien los motivos de vuestras decisiones. Responded a sus “porqués”. 17. Mantened la palabra. Sed coherentes. Ateneos a las decisiones tomadas. No prometáis ni amenacéis sin ton ni son. 18. Reconoced vuestros errores y excusaos. Tened la valentía de ser imperfectos y permitid a vuestros hijos que lo sean. 19. Jugad con vuestros hijos. 20. Cuando debáis tener un “encuentro serio” con vuestros hijos, esperad a que estén en posición horizontal. No lo hagáis nunca cuando estén en posición vertical. 21. Recordad que cada niño es único. No existe la educación en plural. 22. Algunos verbos no tienen imperativo. No podéis decir “¡Estudia!”. “¡Ponlo en orden!”, “¡Reza!”… y esperar que funcione. 23. Explicad a vuestros hijos qué sentís. Contadles cómo erais a su edad. 24. Ayudadles a ser fuertes y a recuperarse cuando las cosas van mal. 25. Recoged el reto de la televisión: no es tan peligrosa por lo que hace como por lo que no deja hacer. 26. No seáis hiperprotectores. Buscad las ocasiones oportunas para retiraros y dejar a vuestros hijos que pongan a prueba su fuerza y sus capacidades. 27. Un niño humillado no aprende nada. Eliminad la crítica y minimizad los errores. Subrayando constantemente los errores desanimamos a nuestros hijos, mientras que debemos recordar que no podemos construir sobre la debilidad, sino sólo sobre la fuerza. 28. No juzguéis a los otros padres por sus hijos y no os pongáis en competición por vuestros hijos con parientes y amigos. 29. Dadles el gusto de la lectura. 30. Contadles la historia de Jesús. Os toca a vosotros.
Bruno Ferrero
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