En una familia, siempre, al desayuno ocurría lo mismo. Ella le decía a su esposo:
- Pepe, ¡qué mal lavan la ropa nuestros vecinos! Son unos cochinos. Parece mentira. Siempre aparece sucia.
Y esta cantinela la repetía todos los días de la semana. Pero llegó un día en el que ella le dijo a su marido:
- Oye, Pepe. Hoy la ropa de nuestros vecinos está limpia.
Y, su marido, le dijo:
- Es verdad. Lo que ha pasado es que esta mañana me he levantado algo más temprano y he limpiado los cristales de la cocina. Por eso, ves la ropa más limpia.
Es una anécdota. Pero, esto ocurre con frecuencia. Etiquetamos a la gente. Hablamos mal de ella. Etiquetamos a nuestros hijos, a nuestros alumnos. No somos capaces de ver todo lo bueno que tienen. Solo vemos los defectos, los límites. Todos conocemos a personas que siempre están hablando de cosas negativas, que no aceptan opiniones, que no escuchan, que no saben reconocer tus logros, que son hirientes. Todos tenemos momentos en que podemos actuar tóxicamente. El problema es permanecer en esa actitud de manera sostenida e inconsciente, provocando graves daños a quienes nos rodean. Normalmente, después de estar con estas personas nos sentimos con cansancio, con poca energía, de mal humor, a veces con dolor de cabeza… Pues bien, esas personas que reaccionan así son “personas tóxicas”. La palabra “tóxico” proviene del griego “toxon”, que era el veneno que se aplicaba en la punta de las flechas contra el enemigo.
¿Cuáles son los rasgos que definen a una persona tóxica?
- Hablan continuamente y en exceso de sí mismas, olvidándose de las personas que tienen a su alrededor, alimentando inconscientemente su ego.
- Su discurso está construido a través de quejas y pesimismo. No sé vosotros, pero cuando me encuentro una persona que siempre ve el lado negativo de las cosas, inconscientemente mi corazón me muestra dos opciones: demostrarle que la vida no se basa en esa visión pesimista con ejemplos reales humanos, o huir en estampida emocional.
- Si tienes alguna persona en tu entorno que enseguida asume el rol de víctima, pretende ser el centro de atención constantemente o simplemente no pasar desapercibido, entonces tienes muchas posibilidades de encontrarte ante una persona tóxica.
- Tomar la actitud de que el mundo está contra tu persona, no pararte a analizar las situaciones que generas tú mismo o se dan a tu alrededor, “ir de víctima”. Todo ello desembocará en no darse cuenta uno mismo de si toma o no actitudes dañinas sobre las personas de su alrededor, generándoles así un posible daño.
- No darse cuenta a tiempo de lo que significa la envidia, los celos y la soberbia en la vida de las personas y en la mía propia. Estos defectos son como vampiros emocionales que roban la energía de los demás.
- Las personas que sienten o viven bajo alguna actitud tóxica no son felices ya que su modo de pensar les impide vivir en paz y en armonía con los demás y su alrededor. Todos somos responsables de cómo queremos y deseamos vivir, y en consecuencia disponemos por naturaleza de los recursos necesarios para modificar ciertas actitudes y gozar de más felicidad en nuestras vidas.
- Una persona que sufre y siente la envidia no se alegrará con las alegrías de las personas que quiere ya que, a nivel interno, vive siempre pendiente de su propia carencia. Y creedme, cuando vives en este nivel y alrededor de alguien así se pasan los días de forma muy desagradable emocionalmente hablando.
Qué hacer
Algunas personalidades ofrecen estos consejos:
- Apártate de aquellas personas que solo se acercan a ti para compartir quejas, problemas, historias desastrosas, miedos y juicios contra los demás. Si alguien busca un cubo para echar su basura procura que no sea tu mente (Dalai Lama).
- Tu vida irá hacia adelante cuando te apartes de las personas que te llevan hacia atrás.
- Tomar distancia y alejarte de las personas complicadas, mejora la salud.
- Lo he decidido: yo no quiero a mi lado gente tóxica, gente envidiosa, personas destructivas, personas que no sepan pedir perdón, personas que me hagan sufrir y llorar, gente que ponga curvas a mis rectas, gente que se crea superior.
- Todos somos genios, pero si juzgas a un pez por su capacidad de trepar árboles, vivirás toda tu vida pensando que es un inútil (Albert Einstein).
José Antonio San Martín
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