El nuevo catecismo de la Conferencia Episcopal Española
Los días 25 y 26 de junio tuvo lugar en Madrid (aula de la Fundación Pablo VI), un acto eclesial de trascendencia: la presentación del catecismo Testigos del Señor, y la Guía básica, destinado a la franja de edades de los 10 a los 14 años.
La Iglesia española, en la actualidad, tiene los siguientes catecismos: Los primeros pasos en la fe (de 0 a 6 años), que orienta el despertar religioso en el seno de la familia cristiana; Jesús es el Señor (de 6 a 10 años), cuyos destinatarios son los niños y niñas de las primeras comuniones. En nuestras comunidades cristianas, es la etapa de más concentración de tareas catequísticas. Ahora aparece la Guía básica para comprender y trabajar con el catecismo Testigos del Señor, elaborada bajo la responsabilidad del Secretariado de la Subcomisión episcopal de Catequesis.
La respuesta a la convocatoria fue masiva: unos 200 participantes; 58 diócesis presentes, de las 70 que componen el total de la Iglesia española; 20 instituciones (centros docentes, revistas de catequesis, editoriales…). Detrás de estos números es preciso descubrir una realidad más grande: los no menos de 109.334 catequistas que llevan adelante la catequesis en las comunidades cristianas de nuestras Iglesias.
La entrega del catecismo a los representantes de las regiones eclesiásticas, a entidades y a una familia, tuvo lugar en el marco de la Eucaristía presidida por Monseñor Ricardo Blázquez, Presidente de la Conferencia Episcopal. Diversas ponencias ofrecieron el marco teórico que sustenta al catecismo así como su realidad tanto de contenidos como de pedagogía.
Un catecismo
Un nuevo catecismo en la Iglesia particular es un acontecimiento porque este se convierte en referencia y fuente de la transmisión de la fe para un grupo importante: la población de la segunda infancia y primera etapa de adolescencia. Con el catecismo Testigos del Señor se cierra el ciclo de catecismos para niños y adolescentes.
Un catecismo no es la catequesis. La catequesis es un acto complejo en el que convergen muchos elementos: la comunidad cristiana, las personas concretas (catequista y miembros del grupo), la relación (entre los miembros del grupo, entre los catequistas y cada una de las personas que participan en la catequesis), el horario, el local, la historia personal, los adultos que se implican más o menos en el proceso catequético, la metodología, el ambiente parroquial o de comunidad cristiana, y también, el libro (que no tiene por qué ser el catecismo, aunque sí se inspire en el catecismo).
Un catecismo no solucionará los problemas de la catequesis actual. Simplemente ayudará a hacer una catequesis orgánica y a profundizar en la catequética básica con la que el catecismo está construido. Un catecismo orienta en la expresión viva de la fe de la Iglesia: sus contenidos, sus comportamientos, su manera de orar y de celebrar las maravillas del Señor, su urgencia misionera… En este sentido, la novedad de un catecismo abre enormes posibilidades de imaginación y creatividad en el dinamismo evangelizador de las comunidades cristianas. No se recibe un catecismo para decir: ¡Ya está! ¡Vamos a explicarlo! ¡Que lo aprendan! Esta postura no expresa una recepción correcta del catecismo. Lo reduce a un material de catequesis bajo la sola dimensión de formulaciones de fe y lo despoja de ser fuente de la catequesis que condensa y recoge la fe de la Iglesia en todas sus dimensiones, para una etapa de la vida concreta, en este caso, los 10-14 años.
Algunas características
Testigos del Señor es el fruto de un trabajo que comenzó en 2004. En 2010, Monseñor Javier Salinas, presidente entonces de la Subcomisión de Catequesis, impulsó con fuerza el trabajo.
Su finalidad: Profundizar la fe recibida. No es un catecismo para comenzar el conocimiento de Jesús, sino para completarlo después de haber asimilado el catecismo Jesús es Señor. No obstante, el nuevo catecismo ofrece puertas de entrada para los que se acercan a la comunidad cristiana sin haber tenido contacto con ella previamente.
Su pedagogía: Volver sobre los sacramentos ya recibidos (Bautismo, Eucaristía, Penitencia, y, en algunos casos, Confirmación). Pretende profundizar en aquello que ya conocemos y celebramos.
Su fuente de inspiración y organización interna: la Vigilia Pascual. La primera parte del catecismo presenta a Jesús como Luz que viene a este mundo para ser el Alfa y el Omega. Su luz nos invita a entrar en la Iglesia, como lugar propio donde la comunidad escucha la Palabra y celebra los sacramentos, crece en fraternidad y de donde sale a “comerse el mundo” anunciando el Evangelio proclamado y celebrado, con la confianza de que el Espíritu está con nosotros todos los días.
La Vigilia Pascual sigue con la liturgia de la Palabra. La Palabra del AT que recoge la progresiva revelación de Dios a través de la historia santa. Es la segunda parte del catecismo: Jesucristo es Palabra de Dios. El NT nos presenta a Jesús como Verdad. Es la tercera parte, con la originalidad de que se nos propone el misterio de Jesús a partir de los títulos que Jesús recibe (Hijo, Mesías, Señor). La cuarta parte corresponde a lo que en la Vigilia Pascual realizamos tras la escucha de la Palabra: la liturgia del Bautismo, el sacramento que nos da vida y nos introduce en la vida de la comunidad. Por eso se titula: Jesucristo es Vida. Finalmente, quien ha entrado en la comunidad necesita recorrer un camino, el del Evangelio, por eso esta parte última presenta a Jesucristo como Camino.
Tenemos un catecismo nuevo. Nos queda la tarea de integrarlo con acierto en la acción evangelizadora de la Iglesia. No se trata de un libro más que existe en el mercado. Es un libro que recoge la fe de la Iglesia para unos destinatarios concretos y para su correcta iniciación en la fe.
Álvaro Ginel
Director de la revista CATEQUISTAS
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