Desde siempre he estado en la casa salesiana de Cádiz, primero acompañando a mi hermano a los entrenamientos, luego como alumno y después como animador. Lo de ser yo Salesiano comenzó como una duda, como una pregunta que nadie me hizo pero que sentía la necesidad de contestar. ¿Por qué no ser como aquellos salesianos que tanto me habían enseñado, que tanto me habían aconsejado, guiado y acompañado? Yo, quería ser para muchos jóvenes, como ellos eran para mí. Recuerdo que al comenzar a pensar en ello, no quería que nadie lo supiese, era como un secreto entre el “Jefe” y yo, pero, con el paso del tiempo se convirtió en algo que necesitaba gritar a los cuatros vientos, quería ser salesiano, y las experiencias que iba teniendo cada vez me aseguraban más en mi decisión. He pasado durante estos años, muchos momentos difíciles y muchos otros que me han hecho el hombre más feliz del mundo, he tenido apoyos e incomprensiones, y he escuchado en algunas ocasiones lo que mis amigos y mi familia pensaban: que estaba loco ¿Y sabéis qué? Ojalá estuviese loco, así tendría la valentía y las ganas para cambiar el mundo, para entregarme al máximo. Espero que, igual que yo, otros muchos jóvenes notéis que esa locura por Dios os lleva a realizar locuras también, particularmente, una de las mayores locuras, ser salesianos hoy, porque pese a lo que se diga, “al mundo lo cambian los locos”..
No hay Comentarios