Fui alumno del colegio salesiano durante 9 años, donde aprendí cómo se puede combinar la alegría con el estudio responsable y la oración, la unión con Dios. Habiendo sido animador del Oratorio durante varios veranos y ya confirmado, comencé a animar un grupo Luz-Vida, lo cual, he de confesaros, fue una de las experiencias que más me marcó religiosa y vocacionalmente hablando. Comencé a ir a misa no sólo los domingos, comencé a confesarme con más frecuencia, comencé a rezar más y comencé a sentir más de cerca las situaciones de pobreza. Así, otra experiencia determinante que puedo citar es la de los años que estuve como animador en el “campo de trabajo” del barrio cordobés de Las Palmeras, sobre todo los dos que viví “en comunidad”, en el mismo barrio. Salesianos por mi vida han pasado unos cuantos, dejándome una impresión agradable y cercana: don Teodoro, Pepelu, Paco Ruiz, don Francisco Marín, Juanfra Huertas, Diego Montilla… Andaba yo planteándome la vocación, preguntándole a Dios por dónde me quería, cuando, precisamente éste último, Diego Montilla, me hizo la propuesta de ser Salesiano, de entrar en el Prenoviciado. ¡Vaya si me lo pensé! Y es que tenía otras opciones vocacionales en la mente! Pues, tras un muy completito discernimiento, incluyendo los años de prenovicio y novicio, llegué a la conclusión de que sí, que Dios me llamaba y me llama a ser Salesiano, a ser signo y portador del amor de Dios a los jóvenes.Tras hacer la primera Profesión, como Salesiano coadjutor, el pasado 16 de agosto en Granada, ahora me encuentro en el Postnoviciado “San Francisco de Sales” de Burgos.En fin, muchas cosas podría contaros, pero he de terminar. ¿Un consejo? Bueno, más que daros un consejo, contaros lo que a mí me ha ayudado más: oración, confianza en el director-acompañante espiritual, sinceridad y valentía. Ofreciéndoos mi apoyo, mi oración y mi ser Salesiano, en el que me esfuerzo por crecer día a día, me despido. ¡Un abrazo desde Burgos!
No hay Comentarios