Recorriendo el evangelio buscando cómo se nos revela Jesús de Nazaret, solidario de los pobres y, desde ahí, buscar qué significa hacernos próximos, prójimos, solidarios, lo podríamos resumir en: 1. Acercarse al hermano para mirarlo con nuevos ojos. 2. Mirarlo con nuevos ojos hasta hospedarnos en su corazón. 3. Hospedarnos en su corazón hasta hacernos cargo de las heridas de su historia y de las posibilidades y potencialidades de vida que encierra en sí. 4. Hacernos cargo de sus heridas y posibilidades hasta descubrir en todo ello acción de Dios. 5. Descubrir acción de Dios hasta acoger la profecía que encarna el hermano. 6. Acoger la profecía hasta reconocerlo sujeto e interlocutor. 7. Reconocerlo como sujeto hasta descubrir su dignidad. 8. Descubrir su dignidad hasta entrar en relación de fraternidad. 9. Entrar en relación de fraternidad hasta buscar juntos y enriquecernos mutuamente.10. Buscar y enriquecernos hasta sentirnos juntos y mirados por Dios. 11. Sentirnos juntos mirados por Dios hasta convertir esa mirada en compromiso afectivo y efectivo con los demás. Todo esto se refiere al hermano considerado desde el punto de vista personal, pero también colectivo: ambiente, grupo, pueblo, etc. Hemos de saber descubrir en la persona-individuo a todo un pueblo, un grupo o comunidad. Hemos de saber descubrir en todo un pueblo o grupo o comunidad a la persona concretaLa solidaridad es algo distinto a comprar “un bolígrafo solidario” o “un juguete para un niño del Tercer mundo”. La verdadera solidaridad está en compartir lo que somos y tenemos, trabajar por la justicia, empeñarnos por el reconocimiento de la dignidad de la persona y de los pueblos. Y desde ahí, bendito “bolígrafo” y bendito “juguete”. Desde aquí acojamos y trabajemos la Campaña de Manos Unidas: Tú sabes leer, ellos no. Podemos cambiarlo.
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