La concelebración eucarística presidida por monseñor Jesús Juárez, obispo salesiano de El Alto (Bolivia) y exalumno de la primera promoción, constituyó un momento importante de acción de gracias al Señor por los 50 años de presencia salesiana y también reforzó los vínculos de unión entre todos los presentes.En su homilía, pronunciada con un estilo muy familiar y espontáneo, el obispo afirmó: “Debemos vivir con valentía el tiempo presente que Dios nos regala” y lo completó así: “Es necesario mirar al futuro con esperanza; deseo que los valores del Reino sigan creciendo en este pueblo de Cabezo de Torres”.Más de 20 sacerdotes, entre ellos el inspector Juan Bosco Sancho y el director de la Obra, Mario Pardos, concelebraron junto al obispo Juárez, en una eucaristía enriquecida por los cantos de la “Misa huertana”.En un día como éste, no faltó la visita a una exposición fotográfica muy concurrida que recogía todas las épocas de la casa, desde la fundación del colegio, en 1956, pasando por los tiempos en que ésta fue aspirantado y noviciado y llegando hasta la realidad actual, de plena consolidación.Todos los presentes pudieron visitar las remozadas instalaciones del colegio, en especial el área de recepción y los despachos de la planta baja; durante este momento, no faltaron comentarios de antiguos alumnos que recordaban sus tiempos de niños en el colegio señalando una clase con la frase: “Yo estudiaba a aquí”.La comida se sirvió en el pabellón deportivo del colegio y transcurrió en un clima marcado por la satisfacción causada por estos primeros 50 años de presencia salesiana y el reencuentro entre viejos compañeros, algunos llegados de muy lejos. El saludo del inspector cerró el acto, uno de los principales del apretado programa de estas Bodas de Oro.Un mes antes, el 20 octubre se había celebrado con toda solemnidad la apertura del Cincuentenario de la Obra para la que se contó con la presencia del secretario de la Presidencia y Relaciones Externas de la Región de Murcia, José Antonio Ruiz y con el obispo de Vitoria, el salesiano monseñor Miguel Asurmendi, además de una amplia representación de entidades y personajes públicos y religiosos, miembros de la comunidad educativa del colegio, desde profesores y padres hasta alumnos y antiguos alumnos salesianos de las últimas promociones. Un presente con fuertes raícesDesde que en 1956 comenzó a funcionar la casa salesiana de Cabezo de Torres, primero como aspirantado y colegio, y más tarde también como noviciado, han transcurrido cinco décadas en las que se han formado no sólo diversas promociones de salesianos sino generaciones de vecinos de esta pedanía de la huerta murciana que hoy ya no se entiende sin la acción educativo pastoral de los hijos de Don Bosco.Cincuenta años dan para muchas actividades además de las colegiales y las propias de seminario salesiano. La obra salesiana ha sido decisiva -según ha reconocido Juan José Muñoz, alcalde presidente de la Junta Municipal de Cabezo- en la creación de la Agrupación Musical Juvenil de Cabezo de Torres, de las peñas huertanas “La Picaza” y “El Cántaro” y de innumerables equipos deportivos.En la actualidad, nuevas realidades se han consolidado: la Familia Salesiana cuenta con un grupo de Salesianos Cooperadores y otro de la Asociación de María Auxiliadora, están organizados también los Antiguos Alumnos y para los más jóvenes, el Centro Juvenil “Magone”, el Grupo Scout “Kiro”, la asociación de padres y madres de alumnos del colegio y una floreciente iglesia que abre sus puertas a la zona y cuenta con catequesis de Primera Comunión y Confirmación.En sus cincuenta años de existencia, el colegio salesiano de Cabezo de Torres ha crecido desde el centenar de alumnos en 1957 hasta los más de 700 chicos y chicas del presente, con edades que van desde los 3 años a los 16. El inspector salesiano de Valencia, Juan Bosco Sancho, expresaba su agradecimiento en nombre de la Inspectoría con estas palabras: “Al celebrar estas Bodas de Oro, lo hacemos con gratitud a Dios que ha regalado la presencia del carisma salesiano a estas tierras y con el deseo de que siga siendo generoso y conceda fecundidad vocacional a la Obra Salesiana de Cabezo de Torres; y gratitud también a tantos salesianos que en estos 50 años han entregado sus vidas a Dios en esta casa”.
Josep Lluís Burguera
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