El nuevo Proyecto de Vida Apostólica garantiza la fidelidad a la inspiración original de Don Bosco que, en línea con el Concilio Vaticano II y el Magisterio de la Iglesia, presenta la figura de cristiano comprometido que da respuesta cristiana y salesiana a los nuevos desafíos del mundo. En palabras de don Pascual Chávez: “es nuestro libro de vida que ha de acompañarnos siempre y que deberá ocupar un lugar privilegiado tanto en la vida personal de cada cooperador como en la de toda la Asociación” “Ad experimentum”El PVA es un documento que nace en continuidad con el anterior Reglamento de Vida Apostólica, manteniendo el pensamiento original de Don Bosco, nuestro fundador, pero aporta una actualización fiel y plena de su carisma espiritual y apostólico, que da impulso a nuestra vocación.Ha sido aprobado “ad experimentum” durante seis años y se articula en dos partes claramente definidas: Estatuto y Reglamento.El Estatuto recoge los principios carismáticos y de identidad, la raíz y sustancia de nuestro ser cooperadores. Está íntimamente vinculado a nuestro fundador que ha querido transmitirnos su espíritu. Es aprobado por la autoridad competente de la Iglesia, la Santa Sede, y su modificación requiere un proceso largo con el consentimiento de la misma.El Reglamento recoge la forma de actuación de la Asociación. Es el complemento necesario del Estatuto y la aplicación práctica del mismo. Lo aprueba el Rector Mayor y su modificación requiere un proceso ágil y rápido.Es relevante la novedad de la creación de directorios que permitirán a cada realidad, nacional, provincial o local, llevar a la práctica de la mejor manera posible el Proyecto de Vida Apostólica, teniendo en cuenta lo específico de cada contexto, cultural, lingüístico, social, etc. Nueva denominaciónDestaca sobremanera, la nueva denominación de Salesianos Cooperadores (antes Cooperadores Salesianos), que responde a una mayor fidelidad al proyecto original de Don Bosco. Es una elección que el Rector Mayor comparte plenamente y que surge de la necesidad de volver a los orígenes de nuestra historia, para enraizar en ella el futuro de nuestra Asociación y vincular más sólidamente a la misión común salesiana, nuestra responsabilidad en la familia de Don Bosco. El PVA es un punto de llegada pero a la vez lo es de partida. De nada vale la renovación del mismo si ello no supone nuestra propia renovación. Es la vida apostólica, la misión, lo que quería Don Bosco; es la opción por los jóvenes, sobre todo, los más necesitados. Es en definitiva un instrumento para enamorarnos más aún de nuestra misión y vivir nuestra vocación de un modo más auténtico.
Antonio Marzo
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