Hoy quiero responder a la carta que el Rector Mayor nos ha escrito sobre la Familia Salesiana. Gracias, don Pascual, por el entusiasmo que nos ha comunicado a cuantos pertenecemos a la Familia de Don Bosco. Sus palabras han resonado en mi corazón y debo expresarle la alegría que siento por ser Salesiano y pertenecer a una Familia tan grande como la nuestra. Es un don que hemos recibido de Dios. Personalmente expreso mi agradecimiento a Dios que me ha dado la vocación salesiana, que me ha comunicado el carisma de Don Bosco y me ha dado su espíritu. Gracias. Pienso que, en una familia tan grande, hay personas de gran calidad humana y cristiana. Hoy tenemos santos entregados a la pastoral y al servicio de los jóvenes. Tenemos mártires generosos, que han ofrecido su vida a Dios entre dificultades y problemas. Contamos con hermanos que forman parte del Colegio episcopal y hasta cardenales de la Santa Iglesia. Tenemos hermanos sabios y competentes que acrecientan la cultura en diversos países. Tenemos hermanos que dan su mano a los más pobres y humildes de la tierra con amor entrañable… Por todo siento una gran alegría de pertenecer a esta Familia. Don Pascual nos ha recordado los criterios de pertenencia: la participación a la vocación salesiana. La participación en la misión juvenil popular. La vida evangélica vivida según el espíritu salesiano. Y el compromiso de unidad y solidaridad… Pero, sobre todo, me ha emocionado el criterio de participar del espíritu y del método educativo-pastoral con los elementos que lo caracterizan: la caridad pastoral, el espíritu de familia, el optimismo, la oración sencilla y de vida, el aprecio de los sacramentos y la devoción a María. Espero pertenecer cada día con mayor profundidad a esta Familia Salesiana de la que me siento muy orgulloso. Y, desde luego, la devoción a María será la señal más bella de mi identidad y pertenencia a los hijos de Don Bosco. Con él me he quedado para siempre.
Rafael Alfaro
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