Alrededor de 400.000 personas sufren esquizofrenia en España. Empieza a sonar la señal de alerta, especialmente porque reputados especialistas afirman que en muchos casos la enfermedad está asociada al cannabis; y junto con Dinamarca y el Reino Unido, España es uno de los tres países europeos con mayor proporción de consumidores de dicha droga. Los datos del Observatorio Europeo muestran que en los últimos diez años se ha triplicado con creces el consumo de drogas en la población juvenil. Por ello, el autor de uno de los más importantes estudios sobre el tema no ha dudado en decir que: “los casos de esquizofrenia en Europa van a seguir aumentando a la par que lo hace el consumo de cannabis y que desciende la edad de iniciarse en la droga”. La previsión que él mismo establece es realmente desalentadora: de aquí a diez años, podríamos estar ante una explosión de casos de psicosis en Europa derivados del consumo de porros. Si la tasa de consumo actual se mantiene, miles de jóvenes europeos no llegarán nunca a desarrollar sus potencialidades de vida.Falta de conciencia social Se trata, pues, de uno de los problemas juveniles más importantes a los que tienen que enfrentarse los servicios de la salud. ¿Por qué entonces se sigue tratando socialmente de manera tan fútil y superficial? ¿Por qué se hacen oídos sordos a los estudios que advierten de las secuelas de una droga que destroza la vida de los jóvenes? ¿Por qué no se habla de las consecuencias nefastas de los porros? ¿Por qué nadie dice que pueden provocar enfermedades mentales o aumentar el riesgo del suicidio? ¿Por qué cínicamente siguen algunos relacionando porros con libertad? Tanto los estudios sociológicos como la observación y contacto con los jóvenes señalan, efectivamente, la falta de conciencia que existe actualmente en los adolescentes y jóvenes entre 14 y 18 años ante los riesgos, consecuencias y daños que provienen del consumo de drogas como el alcohol, el cannabis o la cocaína; y advierten, al mismo tiempo, de la relación que existe entre diversión y consumo de drogas. Este binomio se refuerza y va apareciendo ya en muchos ambientes algo connatural.Campañas preventivas Es evidente que no todos los jóvenes identifican diversión y drogas; como lo es también que muchos llevan una vida muy alejada y distante del mundo del porro, del alcohol y la cocaína. Pero la triste realidad emergente tampoco puede ocultarse; y, especialmente, padres y educadores hemos de ser muy conscientes de las tendencias sociales. Urge incrementar programas de prevención, de ocio alternativo, experiencias educativas y de compromiso. En este sentido me parece que merece la pena aplaudir y colaborar con la campaña Entérate, diseñada y emprendida por la Confederación Don Bosco que agrupa a las Asociaciones y Centros Juveniles Salesianos de España. Se pone a disposición de todas las asociaciones y organizaciones que trabajan entre los jóvenes y ofrece un amplio conjunto de herramientas para desarrollar acciones educativas preventivas. Prevenir no es sólo un método educativo; es crear las condiciones adecuadas para que cada joven desarrolle todas sus potencialidades. Éste es cabalmente el quicio de la cuestión.La clave ante el problema de las drogas es siempre la educación, la formación integral de la persona para que llegue a ser capaz de obrar con libertad y responsabilidad, de tomar las decisiones más beneficiosas para su desarrollo y su realización personal y social.
Eugenio Alburquerque
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