Regresaba entonces, camino de mi Jerez natal, de mi primer campamento vocacional, cuyo lema fue Duc in altum -Rema mar adentro-. El conductor del coche, un salesiano, y para mí, padre, amigo y hermano, iba preguntándome qué tal había ido todo. Íbamos charlando un poco sobre mis sensaciones, mis impresiones… La conversación recuerdo que estaba llena de sencillez y profundidad, de amistad y de paternidad. A todo esto, y sin verlo venir, una pregunta. Una pregunta que he elegido como título de este testimonio, una pregunta que, posiblemente, cambió mi modo de ver las cosas: ¿Por qué no para toda la vida? Mi respuesta, un desenfadado “ya ves”.Esta pregunta me ayudó a cambiar de perspectiva mi búsqueda. Ya no era tanto perseguir a Dios buscando motivos que podían encontrarse, sino, más bien, el preguntarme por qué Dios no podía estar llamándome a ser salesiano.Don Bosco me cautivó desde niño. No contaba apenas con tres o cuatro años en las primeras fotos que conservo en el colegio salesiano. He tenido la suerte de poder contar con infinidad de personas que me han acompañado a lo largo de mi vida, que me han enseñado lo maravilloso que es vivir, que cada día intentan hacerme ver que hay mucho más, más allá de mí mismo. Mi familia, mis amigos, profesores que fueron verdaderos padres y madres, y salesianos que me mostraron el sentido profundo de una vida entregada a Dios en los jóvenes.Hoy, soy salesiano desde hace casi siete meses. El lema de mi profesión fue Duc in altum; el mismo de aquel campamento vocacional. Porque, igual que Pedro me cuestioné: “Señor, ¿por qué no voy a echar las redes si tú me lo pides, si tú estas conmigo? ¿Por qué no voy a remar mar adentro si sé que el mar en el que me adentro me conduce a ti? Todo se lo debo al Señor, pues todo se lo debo a las personas que Él mismo, quiso poner en mi camino. No te preguntes por qué, pregúntate por qué no. No tengas miedo a decir sí. Sé valiente, confía en el Señor. Rema mar adentro.
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