En el centro de la misión salesianaLa opción por la juventud pobre, abandonada y en peligro ha estado siempre presente en el corazón y en la vida de la Familia Salesiana, desde su fundador, Don Bosco, hasta hoy. En todas partes ha impulsado una gran variedad de ofertas, de estructuras y de servicios en favor de los jóvenes.La situación actual de nuestra sociedad nos desafía a buscar nuevos caminos. La pobreza crece cada día más, hasta presentar una dimensión trágica, que hiere a muchas personas y comunidades, especialmente a los jóvenes, hasta llegar a ser una realidad estructural y global en su vida. Podemos hablar también de nuevas pobrezas y, por consiguiente, de nuevas formas de exclusión; entre ellas nos preocupan sobre todo las pobrezas juveniles, porque comprometen las posibilidades de crecimiento de los jóvenes.La Familia Salesiana, por vocación, se siente comprometida a ofrecer respuesta a las situaciones más urgentes de los jóvenes en dificultad a través de diversas obras, presencias y servicios específicos en el campo de la exclusión juvenil.Para responder a las pobrezas emergentes han surgido experiencias positivas en las distintas inspectorías. Se desarrolla el trabajo en red, con educadores y voluntarios de las comunidades educativo-pastorales, con sujetos del mundo eclesial, social y asociativo, con organizaciones no gubernativas. Aspectos positivos que favorecen la apertura a las nuevas fronteras son la crecida capacidad de pensar y obrar por proyectos, la confianza y disponibilidad de las instituciones privadas y públicas, el compromiso de invertir en la formación.La experiencia de Don Bosco y de Madre MazzarelloNuestro estilo educativo -Sistema Preventivo- nace del contacto de Don Bosco con los muchachos en situaciones difíciles. La experiencia de Don Bosco es iluminadora. Él empezó con un análisis de la realidad, recorriendo las calles de Turín, que iniciaba su industrialización. Allí fue conociendo a los jóvenes necesitados que estaban en la calle y que provenían de la inmigración rural; el encontrarse lejos de su familia y la falta de medios los colocaba en una situación de riesgo. El ambiente que más conmocionó a Don Bosco fue el de las cárceles de jóvenes y el de las ejecuciones de algunos de ellos con sólo veinte años. «Me horroricé al ver grupos de jovenzuelos entre los doce y veinte años, sanos, robustos, de ingenio despierto, que estaban allí ociosos, faltos de higiene, de alimento material y espiritual».De estas experiencias, surgió la urgencia de ofrecer a aquellos jóvenes un lugar donde pudieran ser acogidos y una propuesta educativa, que respondiera a sus necesidades: trabajo, hogar, formación.También María Mazzarello fue descubriendo las necesidades de las niñas y jóvenes de Mornese. Y se propuso como objetivo promocionarlas mediante un oficio que les ayudase en su desarrollo y dignidad personal. Así surgió el taller para las huérfanas, dando respuesta a las pobrezas juveniles de su entorno.Don Bosco dio vida a familias religiosas y a grupos de seglares claramente comprometidos en la educación de la juventud más pobre y abandonada, porque estaba convencido de que en manos de la juventud están los recursos para un mundo más humano. Ellos apostaron por una pedagogía característica, que confía en las fuerzas interiores de los jóvenes y en su capacidad de regeneración personal y social.La propuesta educativa salesianaEn el marco educativo descrito se insiere la intervención preventiva, caracterizada por la presencia activa, el espíritu de familia, una relación educativa de seguimiento personal, una educación en valores y en el sentido positivo de la vida, la convivencia basada en el respeto y la aceptación incondicional de la persona, capacitando así al niño, adolescente y joven para una imagen positiva de sí mismo y un protagonismo de sus procesos educativos, capaces de convertirles en agentes de trasformación social. En los últimos años ha ido creciendo la sensibilidad de la Familia Salesiana para inventar respuestas ante las nuevas situaciones de pobreza. Respuestas sencillas en cuanto a la organización pero bien estructuradas en cuanto a los equipos educativos y a las iniciativas para llevarlas a cabo. Son más de 300 proyectos concretos realizados en las 10 Inspectorías SDB-FMA de España atendiendo a más de 16.000 destinatarios.En el cuadro 1 se reflejan el número de proyectos sociales, destinatarios, así como de Hijas de María Auxiliadora y Salesianos implicados directamente en estos proyectos.CUADRO 1: PROYECTOS SOCIALESlt;img src=Fotos/cuadro1-122010.JPGgt;En estos últimos años hemos identificado algunas áreas de intervención que han requerido creatividad y acierto para responder a las necesidades urgentes que la sociedad presenta. En el cuadro 2 se presentan las líneas de actuación puestas en marcha.CUADRO 2: LÍNEAS DE ACTUACIÓNlt;img src=Fotos/cuadro2-122010.JPGgt;Coordinadora Estatal de Plataformas Sociales Salesianas (CEPSS)A través de las llamadas Plataformas Sociales o plataformas de educación social, las diferentes Inspectorías dan solución a las necesidades más urgentes. Cada Inspectoría, tanto de Salesianos, como de las Hijas de María Auxiliadora, ha tratado de organizar los proyectos y actividades que lleva a cabo en este campo a través de la figura jurídica de Asociación, Fundación o Federación. Su conjunto constituye en ámbito estatal, la llamada Coordinadora Estatal de las Plataformas de Educación Social con sus propios organismos de reflexión y de gestión.Existe una comisión que reflexiona, acompaña y anima este ambiente. «La Propuesta Salesiana en Marginación» ha contribuido mucho a situar los diversos proyectos en la óptica adecuada: es decir en clave educativa y pastoral. El trabajo de esta Comisión ha aportado metodología y conocimiento de la realidad, visibilidad, calidad y eficacia en los programas, la implicación de un gran número de seglares y, especialmente, ha promovido la formación y la cualificación de los agentes de educación social.Juntamente con la acción educativa diaria trabajamos la dimensión de interioridad y trascendencia. En la actualidad, se está desarrollando en nuestros proyectos los siguientes programas de atención: un plan para educar a los jóvenes en valores, Educar para vivir, dirigido a aquellos que van quedando al margen de la sociedad. Se trata de un plan para educar en cuatro dimensiones básicas de la persona humana: afectivo-sexual, moral, social y trascendente (en la búsqueda del sentido de la vida).Otro itinerario acompaña esta dimensión evangelizadora: Plan para educar en la búsqueda de sentido, dirigido a todos nuestros destinatarios con la finalidad de acompañar al crecimiento de los procesos de búsqueda de sentido que dan unidad y globalidad a la vida.
Ferran Solé
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