Sergio Oter Díaz
Salesianos Arévalo
Detalles desde el patio
¿Me acompañas?
En los meses del otoño, cuando el verano se quedaba atrás, Don Bosco con sus muchachos realizaba una serie de paseos para salir de la “rutina” de Valdocco. En esos paseos se buscaba la convivencia, el contacto con la naturaleza, lo religioso,…
Don Bosco, de una manera u otra, sacaba el patio al campo, sacaba el patio de Valdocco para hacer un patio infinito que se prolongará más allá de un tiempo y un lugar.
El acompañamiento es una clave fundamental en nuestra pedagogía salesiana, un elemento muy presente a lo largo de toda la historia, aunque cada momento haya ido recibiendo distintos nombres.
Y es precisamente el patio, o cualquier lugar de encuentro con un joven, donde ese acompañamiento toma un gran protagonismo. Donde el joven se siente escuchado, atendido, valorado y acogido por un educador que busca su bien, el encuentro con Dios y con el prójimo.
Vivimos en un contexto social en el que todo eso debe ser inmediato, en el que no hay tiempo para nada, en ocasiones, ni para encontrarnos con nuestros destinatarios.
Es tiempo de parar, de situar lo importante por encima de lo anecdótico y volver a esos patios múltiples y variados que posibilitan el encuentro con los jóvenes.
Mª del Carmen Garrido
SSCC Salesianos Triana-Sevilla
Detalles desde el aula
Habrá que felicitarse
Hoy, en el claustro de profesores, nuestro director nos animaba a felicitarnos. Sí, habéis leído bien: felicitarnos.
¡Qué poder de motivar el día de cualquier persona tiene una simple felicitación!
Felicitar a las personas que comparten nuestra vida: padres, hijos, amigos, parejas, compañeros de trabajo, alumnos, clientes, trabajadores, vecinos, cajero del supermercado, a nosotros mismos… y podría hacer una larga lista de personas a las que felicitar cada día.
Una felicitación sincera, que nace del corazón, de reconocer lo bueno del otro y de nosotros mismos, con sencillez y humildad.
Acabamos de comenzar el curso. Los que somos educadores tenemos un buen campo donde sembrar entusiasmo, motivación, empatía, seguridad en sí mismo, conocimiento no sólo académico sino también personal y… qué mejor forma, que comenzar felicitando al que tenemos cerca, a nosotros mismos, a nuestros compañeros, alumnos, por aquellas pequeñas cosas cotidianas que serán grandes con el tiempo.
Buena tarea tenemos por delante y difícil, pues si no estamos bien con nosotros mismos y somos pobres de corazón, difícilmente podremos con empatía, encontrar ese momento adecuado para reconocer el logro del otro.
Felicidades, a ti también, por tus logros de hoy querido lector.
Loli Ruiz Pérez, FMA
Cruzar las fronteras
¡Tres niños pastores hoy!
A finales de junio un grupo de hermanas fuimos de peregrinación a Fátima (Portugal) y de verdad que merece la pena y lo aconsejo para todas las edades. Estamos en el año del Centenario de las apariciones de María allí. En teología se las conoce como “mariofanías”, es decir, manifestaciones de María. Los últimos Papas han peregrinado a Fátima; en mayo lo hizo Francisco. Es un lugar que une lo sencillo y lo sorprendente. Quien no quiera creer, lo respetamos. No es obligatorio para ser cristiano creer en las “apariciones de la Virgen”. Don Bosco veía en sueños a María y solemos hablar de ello con naturalidad.
Fátima es un lugar que evoca la presencia de Dios en la pobreza e inocencia de unos pobres niños: Francisco y Jacinta, y su prima Lucía. La petición de la Señora del Rosario de que allí fuese construida una capilla evoca la construcción permanente de la Iglesia a través del encuentro con Dios.
Impresiona ver a la cantidad de personas procedentes de todo el mundo rezando en la capilla de las apariciones y en las otras del recinto del Santuario; también confesándose. Cada paso dado en dirección a una de ellas es una llamada a ser paso dado en la intimidad con el Jesús escondido, que tanto apasionó a esos tres niños, especialmente a Francisco. Cuentan que cuando se les perdía en casa es porque se había ido a la parroquia a estar un ratito con Jesús escondido; cuando le reñían porque lo habían buscado sin dar con él, Francisco les decía que a nadie se le ocurre ir a hacerle un rato de compañía a Jesús escondido, que está muy solo y él se iba con Él ¡impresiona cómo estos niños sin formación, pudieron apreciar tanto el misterio de la Eucaristía, de Jesús sacramentado! ¡Ya quisiéramos que nuestros niños y jóvenes recibieran este regalazo de sus educadores por ósmosis y atracción: llevarlos al encuentro con Jesús Eucaristía como en Valdocco y Mornese lo supieron hacer Don Bosco y María Mazzarello!
Creo que ir a Fátima con corazón de peregrino, con los niños, jóvenes y adultos, ayudará a cavar pozos de intimidad capaces de convertir a los que van. El camino exterior de la peregrinación a Fátima es invitación a un camino interior en la intimidad del peregrino, con la compañía de María, peregrina llena de gracia, atenta al cuidado de los demás, porque peregrinar a Fátima es recorrer un camino de transformación: volver a ser niño (Marcos 10,14-15) en la confianza en Dios Padre-Madre cercano que ofrece vida en plenitud lejos de las esclavitudes y zarpazos del mal y lo malo, en la madurez inocente de la fe, al igual que los primeros testigos de la belleza de Dios en Fátima: ¡tres niños pastores también hoy!
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