Secularización o pluralismo
Desde hace varias décadas se percibe en nuestro país un declive de la vivencia y práctica religiosa, especialmente entre los jóvenes. Hemos atravesado un proceso de “secularización”, que es el término que solemos usar para hablar de dicho descenso de los creyentes. Desde los años 60 ha sido una especie de dogma de los sociólogos decir que desaparecería la creencia y la práctica religiosa a medida que los países se modernizasen.
Sin embargo, hay estudiosos importantes de la secularización, como Peter L. Berger, José Casanova o Charles Taylor que matizan mucho esta realidad. Solo en Europa Occidental decrece la práctica religiosa. En América, África o Asia la religión crece y goza de buena salud. Según estos autores, lo que sí crece a nivel mundial es el pluralismo religioso y la mezcla de unas creencias con otras. Esto produce incertidumbre y desorientación, no cabe duda.
Lógicamente, esta situación afecta mucho y complica la vida a la pastoral juvenil. El mismo papa Francisco lo reconoció en su texto programático, Evangelii Gaudium: “La pastoral juvenil, tal como estábamos acostumbrados a desarrollarla, ha sufrido el embate de los cambios sociales. Los jóvenes, en las estructuras habituales, no suelen encontrar respuestas a sus inquietudes, necesidades, problemáticas y heridas. A los adultos nos cuesta escucharlos con paciencia, comprender sus inquietudes o sus reclamos, y aprender a hablarles en el lenguaje que ellos comprenden. Por esa misma razón, las propuestas educativas no producen los frutos esperados” (EG 105).
Una pastoral juvenil en la época secular
Jesús dice en el Evangelio que “a vino nuevo, odres nuevos” (Mc 2, 22). La pastoral juvenil no puede regirse por el criterio de “siempre se ha hecho así”. El Evangelio contiene la semilla de la novedad y la capacidad de renovarnos, como dice el Papa actual: “Cristo hace a sus fieles siempre nuevos… Él es siempre joven y fuente constante de novedad. Como afirmaba san Ireneo: ‘Cristo, en su venida, ha traído consigo toda novedad’. Él siempre puede, con su novedad, renovar nuestra vida y nuestra comunidad y, aunque atraviese épocas oscuras y debilidades eclesiales, la propuesta cristiana nunca envejece. Jesucristo también puede romper los esquemas aburridos en los cuales pretendemos encerrarlo y nos sorprende con su constante creatividad divina. Cada vez que intentamos volver a la fuente y recuperar la frescura original del Evangelio, brotan nuevos caminos, métodos creativos, otras formas de expresión, signos más elocuentes, palabras cargadas de renovado significado para el mundo actual. En realidad, toda auténtica acción evangelizadora es siempre nueva”.
Renovar las actitudes pastorales
Para encarnar el Evangelio en un mundo juvenil secularizado y pluralista necesitamos potenciar una actitud de profundo discernimiento (pensar bien qué hacemos y por qué), buscar el diálogo abierto con los jóvenes y cuidar mucho nuestro lenguaje al transmitir el Evangelio de Jesús, para que no suene extraño o ajeno. En los próximos meses desarrollaremos en esta sección estas pistas.
Foto autor: Isidoro Igualada
Jesús Rojano Martínez
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