Las personas que más éxito tienen al hablar usan un tono firme (no tímido), pero franco (sin violencia); explican sus necesidades: (Necesito un rotulador de este color, este tiempo…); se enteran de las necesidades de la otra persona (¿Es ese rotulador el que necesitas o te vale cualquier otro? ¿Cuánto vas a tardar? ¿Puedes esperar unos minutos?). ¡Tan importantes son sus necesidades como las mías! Pero no se limitan a hablar sino que intercambian. “Yo te dejo el rotulador azul y tú el rojo”; comparten. “Nos sentamos juntos y así compartimos los rotuladores”; negocian. “Déjame el rotulador rojo, yo termino mi trabajo y te ayudo con el tuyo”; buscan la ayuda de mediadores en ciertos conflictos; si la otra persona actúa injustamente, pueden usar medidas de presión: “Si no me devuelves el rotulador, ¿no esperarás que te vuelva a ayudar con el trabajo?”. La persona que aprende y usa estas estrategias es la que más consigue sus objetivos y la que establece relaciones de convivencia y amistad más firmes y maduras. Por otra parte, si alguien ve que siempre cedemos pasivamente se volverá egoísta y violenta (es lo que funciona con nosotros) y si somos hostiles seguramente se volverá también hostil (para defenderse). Pero, si una persona ve comportamientos adecuados, imitará esos comportamientos; con lo que la enseñamos conductas que la harán más feliz a ella y a las que la rodean.
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