“Señor, te pido que me enseñes a ser misionero en este tiempo y en este lugar que vivo. Nunca dejaré de darte gracias por el derroche de amor que se hace presente en la Eucaristía. Ella es nuestra fuerza y aliento en esta “Hora de la misión”. Haz, Señor, que los cristianos vivamos unidos en ti por la misión, que surjan muchas vocaciones misioneras y que seamos esperanza para el mundo de hoy."

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