Silvia Fernández Cuevas (en la parte superior de la foto) es licenciada en Filología inglesa e hispánica. Actualmente es profesora de secundaria en un instituto de Santa María de Cayón, Cantabria. Este verano ha vivido durante dos meses una experiencia de voluntariado con Jóvenes del Tercer Mundo (JTM) en el oratorio de Ciudad Juárez, México. "Cuando me informaron que durante los dos meses de nuestra estancia en Ciudad Juárez tenía que vivir en comunidad con los salesianos no me pude imaginar lo enriquecedora que iba a ser esta experiencia para mí. Mi más sinceras gracias a los Salesianos y demás voluntarios por todo lo que me habéis aportado y enseñado. El 12 de julio llegó de la mano del padre Rogelio que me dijo: “Silvia, tranquila, no te preocupes, total ya estás aquí y no te puedes volver atrás, así que a sonreír y a dar lo mejor de ti”. Con estos pensamientos empieza mi trabajo en el oratorio Durante las dos primeras semanas fue bastante duro, por un lado porque el ritmo de trabajo era muy intenso y por otro lado porque tenía la sensación de no estar aportando nada. Llega la tercera semana y nos vamos de campamento.. Me voy sintiendo más cómoda, voy encontrando mi lugar. A la vuelta del campamento noté que me iba sintiendo mejor con lo que hago y cómo lo hago.. Así van cambiando las cosas, pasé de tener la sensación de no ser necesaria para nada, a no tener tiempo ni para pensar debido a la cantidad de actividades en las que colaboro. Lo mejor de mi trabajo en el oratorio ha sido el haber tenido la oportunidad de conocer y relacionarme con la gente, el poder hablar con ellos, el que me contaran cómo se sentían, los proyectos que tenían, sus miedos, sus alegrías y sus ilusiones. Y si bien no he podido llegar a todo el mundo, sí puedo decir que, al menos, lo he hecho con el mayor amor, cariño y entrega. Ahora cuando ya llegamos a la recta final de nuestra “aventura” y volvemos la vista atrás es cuando nos damos cuenta de lo afortunados que hemos sido aquí, en Ciudad Juárez, con todas y cada una de las personas que han formado parte de este pedacito tan importante de mi vida. Me vuelvo con el corazón henchido, lleno de paz, alegría y amor. Para mí esta experiencia ha sido importantísima a nivel personal porque aunque nunca me he alejado de la fe y de Dios, sí es verdad que nunca antes me había sentido tan bien, tan llena de Dios, como lo estoy ahora. Agradezco especialmente que mi fe se haya reforzado, afianzado y que mi proyecto de vida no se quiera alejar nunca de esta línea. Sé que dejo mucho en esta ciudad en la que habitan los seres humanos más maravillosos que nunca haya conocido, sin embargo, es muchísimo más lo que yo me llevo que lo que yo haya podido dar".

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