Ya son tres los institutos que se ocupan en Kisangani (Provincia Oriental de la República Oriental del Congo) de los muchachos de la calle, proporcionándoles un techo, alimentos y la posibilidad de continuar los estudios y aprender un oficio. La primera estructura fue inaugurada, hace más de diez años, por el misionero Giovanni Pross que, en 1989, abrió la Maison St. Laurent para acoger a los detenidos apenas salidos de la cárcel. Posteriormente nacieron la Maison Janvier y la Maison Bakita. El fenómeno de los niños de la calle surgió en el Congo en el último decenio. Nació con el aumento de la pobreza, incrementada enormemente por las dos guerras que explotaron en el país a partir de 1996, y con la consiguiente disgregación de los núcleos familiares. Actualmente en Kisangani, se calcula que los muchachos de la calle son varios centenares.

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