Queridos amigos: Me imagino que todos conocéis y, claro está, os habréis alegrado mucho con una noticia de la que se han hecho eco, de una manera o de otra, todos los medios de comunicación, en el pasado mes de abril, referida, en esta ocasión, a la Iglesia que camina en España. Ya sabéis que me refiero, concretamente, a esa buena noticia que, para todos, sin duda , ha debido ser el mensaje que la Conferencia Episcopal Española (CEE) nos ha dirigido al término de su 89 Asamblea Plenaria. “Os anunciamos con profunda alegría –dicen los obispos españoles- que, Dios mediante, tendrá lugar en Roma –presumiblemente a finales del próximo mes de octubre- la beatificación de 498 hermanos nuestros en la fe, de los muchos miles que dieron su vida por amor a Jesucristo en España durante la persecución religiosa de los años treinta del pasado siglo XX. La Iglesia –prosigue el mensaje- reconoce ahora solemnemente que murieron como mártires, como testigos heroicos del Evangelio”. Pues bien, si en cuanto miembros de la Iglesia que peregrina en España, nos alegramos, en efecto, por el anuncio que han hecho nuestros obispos del próximo acontecimiento de esa beatificación de hermanos nuestros en la fe, estoy seguro de que, en cuanto miembros a la vez de la Familia Salesiana en la Iglesia y como amigos de Don Bosco en la amplitud del Movimiento Salesiano, nos alegramos todavía más. ¿Por qué? Muy sencillo. Porque entre los 498 mártires que serán beatificados en Roma el próximo otoño, hay 63 que, como a veces decimos al referirnos a nuestros familiares según la sangre, nos “tocan” también, es decir, son miembros de nuestra Familia según la fe y la vocación . Así es, amigos. Entre tantos cristianos sacerdotes, religiosos y seglares mártires como próximamente serán beatificados, los que formamos parte de cualquiera de los diversos grupos de la Familia Salesiana en el mundo y, desde luego, en España o, sin formar parte de ninguno de ellos, nos consideramos, sin embargo, amigos de Don Bosco, tenemos al salesiano don Enrique Saiz y 62 compañeros más. Son los mártires de la Familia Salesiana española. Son nuestros testigos heroicos del Evangelio. No, por supuesto, los únicos mártires salesianos de la persecución religiosa durante la Guerra Civil española (1936-1937), pues, como bien sabemos, a esta beatificación de ahora le precedió otra efectuada por el Papa Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001. Entonces, el recordado Pontífice, junto a otros muchos también, beatificó a 32 mártires (29 salesianos, dos salesianas y un seglar) de la Inspectoría Salesiana Tarraconense, actuales de Barcelona y Valencia. De los 95 mártires salesianos de la persecución religiosa durante la Guerra Civil española (1936-1938), los 63 que pronto serán beatificados pertenecían a las otras dos inspectorías salesianas que entonces había en España: la Céltica, actuales de Madrid, León y Bilbao y la Bética de Sevilla. A la primera pertenecían 42 de los mártires que próximamente serán beatificados. A la segunda, 21, tres de ellos salesianos cooperadores. Tanto de los 32 beatificados en 2001, como de los 63 que serán beatificados el próximo otoño, la Iglesia ha certificado que son mártires porque, tras un largo proceso, ha quedado demostrado que “fueron sacrificados por motivos religiosos, por odio a la fe cristiana o por cuestiones relacionadas con la misma: no estaban implicados en luchas partidistas, no tenían armas ni daban cobijo a desertores, jamás habían atentado contra la República legítimamente constituida ni eran reos de delitos comunes” (R. ALBERDI, Los mártires salesianos de Valencia y Barcelona (1936-1938), pág. 64). En fin, amigos, que nos debemos ir preparando para tan feliz acontecimiento. Todos los que podamos, yendo a Roma para la fiesta de la beatificación. Pero, además, participando en las actividades que se organicen en nuestras inspectorías para prepararse a la beatificación y en los actos de acción de gracias, tanto si vamos a Roma, como si no. Con mi afecto y oración.
Pablo Marín S. Director
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