Queridos amigos: Si el correo no falla y es puntual, el Boletín Salesiano del mes de abril lo estaremos recibiendo cuando está apunto de comenzar la celebración de la Semana Santa, o cuando estamos ya en plena celebración de la misma. En efecto, amigos: el día primero de este primaveral mes de abril, es Domingo de Ramos, el pórtico de la Semana Santa, o también Semana Mayor de los cristianos; seguidamente vendrán los días santos por excelencia, sobre todo, el Jueves Santo, día en el que celebramos la institución de la Eucaristía y del sacerdocio y también la promulgación del mandato del amor fraterno, y el Viernes Santo, día en el que conmemoramos la Pasión y Muerte de Jesús. El Sábado Santo es, ciertamente, un día de luto que tiene también su importancia en la Semana Santa, pues, durante el mismo, con la Virgen María, Madre de Jesús, y Nuestra Señora de la Soledad, toda la Iglesia persevera junto al sepulcro de Señor, meditando su Pasión y Muerte, en la espera de su gloriosa Resurrección. Pero, como bien sabemos, la Semana Santa, culmina en la Vigilia que los cristianos celebramos la noche del Sábado Santo al Domingo de Resurrección y, en esa misma noche santa, comenzamos ese nuevo tiempo litúrgico fuerte para el que nos hemos venido preparando durante la Cuaresma: el tiempo pascual. Son los 50 días que van del Domingo de Pascua hasta el Domingo de Pentecostés, durante los cuales todos nosotros tenemos una nueva oportunidad de hacer experiencia, tanto personal como comunitaria, de Jesús Resucitado. ¿Qué os parece, pues, si ponemos algo o todo de nuestra parte para que así sea? Igual que vosotros, yo estoy también convencido de que el encuentro con Cristo vivo es fundamental para nuestras personas y nuestras vidas, principalmente, para que éstas cambien en todo aquello que necesiten cambiar y, de este modo, estén cada vez más y mejor situadas en la senda del Evangelio. ¿Y no es éste, precisamente, el cambio que experimentan los discípulos después de ver al Resucitado? Ahora bien, ¿dónde lo ven?, podemos preguntarnos todavía. Y la respuesta la debimos oír claramente en el evangelio que se proclamó en la Vigilia pascual de la noche del Sábado Santo al Domingo de Resurrección: “No os asustéis -le dice el joven a las mujeres que, “muy temprano, el día primero de la semana”(Mc 16,2) se acercaron hasta el sepulcro de Jesús-. Buscáis a Jesús de Nazaret, el Crucificado; ha resucitado, no está aquí. Ved el lugar donde le pusieron” (Mc 16, 6). Y, a continuación, añade: “Ahora id a decir a sus discípulos y a Pedro: Él va por delante de vosotros a Galilea. Allí le veréis, como os dijo” (Mc 16,7). Efectivamente, en Galilea, esto es, allí donde transcurre su vida cotidiana y allí donde trabajan o llevan a cabo sus tareas y compromisos, los discípulos ven al Señor, se encuentran con él. Pues bien, amigos, he aquí el mensaje que el Boletín Salesiano nos quiere dejar a cada uno, especialmente a los que pertenecemos a la Familia Salesiana o somos amigos de Don Bosco, en este mes de abril. El tiempo pascual, en el que, también, puede que hayamos entrado ya cuando recibamos el Boletín, sabemos que nos da una nueva oportunidad de “ver” a Jesús, de encontrarnos con el Resucitado para ser sus testigos. Claro que para eso, se nos ha dicho también, es necesario que vayamos a “Galilea”. ¿Y cuál es esa “Galilea” para nosotros? Claramente: la “Galilea” de la Familia Salesiana y de los amigos de Don Bosco es la misión educativa y evangelizadora entre los niños, adolescentes y jóvenes, especialmente los más pobres y necesitados, a la que hemos sido convocados y enviados también en este 2007. ¡Feliz Pascua de Resurrección para todos! Con mi afecto y oración.
Pablo Marín S. Director
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