El verano es un tiempo propicio para salir de casa, para cambiar de aires, para viajar con amigos, familia o…en soledad. Para desconectar del ruido diario, de la rutina, para irse de marcha y ponerse en camino.Para muchos es el momento de las vacaciones, del cambio de actividad, del relax y podemos vivir este tiempo de muchas formas: podemos dejarnos llevar por la corriente, por las propuestas que la sociedad consumista nos propone o podemos buscar alternativas que, además de permitirnos descansar, nos ayuden a conocernos a nosotros mismos, nos ayuden a establecer nuevas formas de relación. He aquí una propuesta de verano diferente, aunque no nueva: nos vamos de “marcha”, nos ponemos en camino. En este caso, la meta elegida: Santiago de Compostela (cada cual puede elegir su meta, cada cual puede andar su camino y configurar su marcha). El Camino de Santiago es una ruta histórica, hecha por muchos hombres y mujeres en todos los tiempos y la mayoría nos cuentan que además de descubrir la historia que el Camino a Santiago te cuenta, se encuentran con metas interiores que les abren nuevas puertas en su vida. ¿Estamos dispuestos a abrir estas nuevas puertas? 1. Tú tienes que elegir Elige ir acompañado o no, en cada caso el resultado será diferente. Lo mismo que puede ocurrir en nuestra vida: podemos optar por vivir en soledad, con compañía, en familia, en comunidad, en pareja…Esta decisión marcará el camino, definirá la marcha, producirá momentos diferentes.La elección de irnos “de marcha” con alguien o hacerlo en soledad debería realizarse en un momento previo al inicio del Camino. Es importante la planificación, el análisis, la elección. Esta planificación marcará la clave del éxito del proyecto iniciado, del camino que vamos a andar.No estamos hablando de nada novedoso que no hagamos en otros ámbitos de nuestra vida. En el mundo empresarial, laboral, en nuestro camino educativo existen este tipo de planificaciones: lo que unos llaman estrategia, otros itinerario y otros carrera profesional. Vamos a crear una metáfora y pensar con quién queremos hacer el Camino, con quién queremos llegar a la meta propuesta, con quién queremos vivir nuestra vida, nuestro camino. Hemos preguntado a algunos caminantes las razones por las que hicieron el Camino de Santiago. Sus pensamientos nos van a guiar en las siguientes páginas, nos van a llevar de la mano hacia nuestra propia reflexión. Vamos a escucharlos, imaginemos sus voces:• “Hice el Camino de Santiago con un grupo de 11 adolescentes y otros dos adultos. Las razones que me movieron a realizar esta experiencia fue el deseo de compartir con ellos que hay otra forma de ver la vida. Desde la apertura, desde el esfuerzo, desde el encuentro con personas de culturas y edades distintas, desde la fe, desde la necesidad y la precariedad… también se puede disfrutar y crecer”.• “La primera vez que recorrí el Camino era porque había oído hablar muy bien de esta experiencia…Era joven y quizá me lo planteaba más como un reto físico, deportivo, cultural, de contacto con la naturaleza y con las personas. La segunda vez fue para acompañar y animar a varias familias que me pidieron que les ayudara a organizarlo desde mi experiencia. Me movía también el poder revivir las experiencias tan positivas de la primera vez”.• En mi caso peregrinar hacia Santiago era caminar hacia un lugar de profundización en la fe cristiana. Santiago me habla de profundizar en la fe. Conozco mucha gente que parte de casa para hacer deporte, para hacer algo distinto, por un pequeño desafío personal,… al final, el camino deja su huella, de una manera u otra. En los albergues, en los libros de visitas, se lee en muchas ocasiones: “¡No sabía bien a qué venía… Y Dios me estaba esperando!” • Me propuse acompañar a un grupo de jóvenes y realizar una experiencia espiritual de encuentro conmigo mismo, con los demás y con Dios.Cada uno de ellos nos ha dado una respuesta diferente, desde una motivación inicial diversa. Pensando en el grupo, en su persona, en lo que les podía aportar y en lo que ellos iban a aportar a sus acompañantes.Si analizamos todos estos elementos antes de comenzar a caminar seremos más conscientes de porqué andamos hacia un lado y no hacia otro. Puede ser que nuestros motivos varíen a lo largo de la marcha, pero la reflexión inicial contribuirá a entender hacía donde va el cambio y porqué… Por supuesto, que todo camino tiene sus baches, sus bifurcaciones y sus cambios de sentido y en ocasiones tendremos que atender a todas estas circunstancias y quizá tengamos que cambiar nuestros objetivos. Pero es fácil pensar que si comenzamos la marcha con unos objetivos claros, unos acompañantes definidos en una planificación “estudiada”; cuando llegue el momento del cambio tendremos los elementos suficientes para entender este cambio y nuestra marcha se enriquecerá.Si por el contrario, no hemos planificado la marcha o no hemos soñado nunca en cómo será el final, cómo llegaremos a la meta. Si, exclusivamente, nos dejamos llevar por los elementos cambiantes, por la circunstancia, nuestra marcha no será nuestra, será de la improvisación, necesaria en algunos pasos pero…, difícil de gestionar a lo largo de un camino que nos va a llevar horas, días, meses….años o toda una vida.
No hay Comentarios