La animación vocacional procura contar a lo largo del año con momentos pastorales de mayor intensidad e intencionalidad vocacional. A modo de ejemplo, podemos hablar de los retiros y convivencias vocacionales, donde se ofrecen instrumentos de ayuda a los jóvenes para el discernimiento vocacional acompañado: la oración con la palabra de Dios (lectio divina), el proyecto personal de vida, la vida sacramental, un grupo de referencia para la búsqueda vocacional, el acompañamiento espiritual, la experiencia acompañada de comunidad…En esta línea, goza de especial relevancia -ofrecida en el contexto del “mes de Don Bosco” o en la ocasión que una obra salesiana considere oportuna- la Semana Vocacional como tiempo fuerte de reflexión en clave vocacional. La semana vocacional en nuestras obras tiene un claro objetivo: suscitar como tema de conversación y de reflexión la vocación en general y la vocación salesiana en particular en las acciones formativas y en los momentos de encuentro con y entre los alumnos.Para todo educador salesiano, la semana vocacional es una oportunidad para dar a conocer un estilo educativo, las motivaciones personales para vivir de un modo concreto y el por qué de una opción de vida. La cuestión de fondo que se afronta con la semana vocacional y con las demás acciones pastorales vocacionales es que se considera la vocación en general y la vocación salesiana en particular como un don de Dios, que sólo de Dios depende, pero que puede perderse si no somos responsables de este don. No queremos que haya más Salesianos, Hijas de María Auxiliadora, Cooperadores, Voluntarias de Don Bosco, Hijas de los Sagrados Corazones, o más miembros de los grupos de la Familia Salesiana… pero tampoco menos de los que Dios llame. <span class="Estilo2">La vocación da color a la vida</span> Vivir la vida como vocación es darle color. Cada persona la colorea con aquello que hace, con su modo de buscar, acoger y realizar la propuesta que Dios le dirige. Con motivo de la fiesta de Don Bosco, en nuestros ambientes salesianos se presenta la vida del santo de los jóvenes y la vocación salesiana en la actualidad. Un ejemplo de presentación de ésta, dentro de una semana vocacional, es la de Salesianos-Madrid: un cartel vocacional. Aunque el cartel no es lo más importante de la semana vocacional, independientemente de que guste más o menos, lo cierto es que lleva una intención. El salesiano Miguel Ángel Olivares, su autor, ha querido expresar la imagen que él, y otros, tienen del salesiano, con vocación de disponibilidad para los jóvenes: un trapecista. La Familia Salesiana viene de un fundador, Don Bosco, acróbata, saltimbanqui, mago, prestidigitador, encantador de jóvenes, ilusionista y, también, entusiasta, capaz de dar color a la vida más gris con la luz de la fe en el Señor de la Vida. Llama poderosamente la atención la figura del trapecista. ¿En qué se parece a un salesiano? La interpretación es fruto de una breve reflexión sobre cómo nos vemos, cómo nos ven, pero sobre todo…la conclusión de pensar cómo nos quiere Dios y cómo nos ve Él al darnos esta vocación. Este cartel es una invitación a ver la vocación salesiana como actitud permanente de amor y entrega, poniendo a disposición de los jóvenes la propia vida, siendo testimonio creíble de que el amor de Dios es capaz de sostener, llenar y dar plenitud a una vida que se entrega por amor cada día. La animación vocacional hoy, pretende, sobre todo, despertar la sensibilidad a la propuesta de vivir la vida como vocación, es decir, conscientes de que en la vida hay algo que podemos hacer dándole el color especial de nuestra propia misión realizada. Algo no tendrá color, no irá bien, si no aportamos lo que llevamos dentro, si no vivimos y desarrollamos nuestra vocación. De aquí la importancia de buscarla, encontrarla y seguirla. Este es el proyecto de vida teniendo en cuenta la vida como vocación.
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