Pocos de nuestros jóvenes, quizás de nosotros tampoco, recordemos muchas cosas sobre el canciller Otto von Bismarck (1815-1898). Aunque conocido por su militarismo, autoritarismo y por su esfuerzo denodado en contrarrestar la fuerza de la Iglesia católica, fue un hombre extraordinariamente inteligente y astuto a quien se le atribuye este adagio:«El verdadero gran hombrees conocido por tres señas:generosidad en el propósito,humanidad en la ejecucióny moderación en el triunfo». Personaje a parte, me interesa el contenido del mismo. Los grandes hombres han de ser reconocidos en el mundo por tres características o señas de identidad. La primera es la generosidad en el propósito, o lo que es lo mismo, asumir las tareas con generosidad e ilusión y realizar las cosas con el mejor espíritu posible. Humanidad en la ejecución. Es un principio que va contra la política realista que se basaba en aquello de que «el fin justifica los medios». Cualquier medio no es lícito para conseguir un fin lícito y bueno. Pero además, puede hacer referencia al modo cómo llevar las cosas a la práctica: con humanidad, sin atropellos, considerando a la persona un fin en sí misma. Y moderación en el triunfo. En ocasiones, los militares, cuando se sentían vencedores en una batalla o en una guerra arrasaban el campo enemigo y las posesiones del ejército perdedor. Este principio pretende no exasperar los ánimos de quienes se sienten abatidos y perdedores. Nuevamente el arte de la guerra puede aportar reflexiones para la paz, que es lo que más nos importa. Quizás a su luz entendamos aquello que nos decía Don Bosco en la Carta circular sobre los castigos (1883): «Luego si son nuestros, sofoquemos todo conato de pasión al reprender sus yerros o, al menos, moderémosla de manera que parezca dominada del todo. Evitad la agitación de ánimo, las miradas despectivas, las palabras injuriosas. Tratemos de suscitar en nosotros, en el momento de la falta, compasión y esperanza para el porvenir. Y entonces sí que seremos auténticos padres y corregiremos verdadera y eficazmente».
José Luis Guzón
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