En los meses precedentes, he podido compartir con los lectores del Boletín Salesiano español algunos de los eventos más destacados que hemos estado viviendo en Roma, durante este año jubilar.
En esta ocasión, quisiera hablar en primera persona del plural, porque mi comunidad salesiana de Roma ha podido llevar a cabo el proyecto, diseñado hace varios meses, de vivir juntos una jornada de peregrinación comunitaria.
La fecha escogida fue la del sábado 11 de junio, que amaneció serena y despejada, a pesar de las previsiones meteorológicas de lluvia. El buen tiempo nos acompañó durante todo el día, contribuyendo a la satisfacción de los peregrinos.
Un buen grupo de salesianos hicimos el camino a pie desde nuestra casa hasta el Vaticano (unos once kilómetros), iniciando la peregrinación antes del amanecer. Otros fueron en vehículos, y todos nos encontramos en el punto de arranque de los grupos de peregrinos, al inicio de la “Via della Conciliazione”, siguiendo el mismo recorrido que tantos otros millares de peregrinos, hasta la Puerta Santa, en el atrio de la basílica de San Pedro, tal y como relaté en esta sección, en el número del mes de febrero pasado.
Los salmos orados, los cantos, la meditación de los textos bíblicos que se nos proponían, la contemplación de cuanto se nos ofrecía a la vista (la imagen de la Virgen en la fachada de la iglesia de Santa María en Traspontina, los santos que coronan la columnata de la plaza de San Pedro), el recogimiento en el momento de atravesar la Puerta Santa, nos ayudaron a vivir con hondura espiritual este hermosísimo momento comunitario de peregrinación jubilar, en comunión con toda la Iglesia universal.
Tuvimos la ocasión de coronar la peregrinación con la celebración eucarística, en una de las capillas de las Grutas Vaticanas, en la zona subterránea donde se encuentran las tumbas de los Papas, en el día de la fiesta litúrgica de san Bernabé, apóstol.
Damos gracias al cielo por esta jornada tan intensa y por la oportunidad de vivir la experiencia eclesial del camino compartido hacia el encuentro con el Señor.
Manolo Jiménez
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