Las instituciones eclesiales están cediendo espacios y prestando servicios específicos para acoger a los refugiados que las distintas crisis migratorias están provocando desde 2016
BARCELONA
En la Unión Europea viven alrededor de un millón de refugiados reconocidos. Representan el 7% del total mundial y equivalen al 0,2% de la población de los 28 países. Según datos del Servicio de Atención a Inmigrantes, Emigrantes y Refugiados del Ayuntamiento de Barcelona el año 2017, la capital catalana atendió 4.405 personas refugiadas. Muchas de ellas han vivido o viven actualmente en espacios cedidos por la Iglesia. La Residencia Salesiana “Martí-Codolar” es uno de esos espacios donde, desde hace dos años, se acogen personas refugiadas y migrantes como lugar de primera llegada.
Se necesitaban espacios adecuados para acoger a las personas refugiadas que llegaban a la ciudad y la Congregación Salesiana creyó oportuno ofrecer “Martí-Codolar”. Concretamente se cedió dos plantas de los edificios de la Residencia donde viven y se acogen a familias enteras y jóvenes.
Al inicio, el convenio se firmó con “Snow Travel” y posteriormente se añadió la Cruz Roja. “Todos los servicios de la casa están a disposición de las personas refugiadas”, explica el salesiano Joan Codina, superior de la comunidad de Martí-Codolar.
Aparte de la cesión de los espacios mencionados, la congregación hizo mejoras necesarias para una buena estadía de estas personas, como la instalación de una lavandería automática. Además de los espacios, los salesianos junto con los voluntarios ofrecen su tiempo. Codina afirma que este proceso e implicación se hace sin heroísmos, pero desde su condición de salesianos. “Como salesianos estamos llamados a trabajar con jóvenes y niños, no nos podíamos negar, al contrario, lo vemos completamente necesario”. La mayor parte de las personas que llegan a Martí-Codolar son niños con sus familias. Existe otro grupo que son jóvenes que llegan solos.
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