La productora Boscovisión Audiovisuales nació en 1993 en Villamuriel de Cerrato (Palencia) con la intención de hacer más amena y cercana la educación en valores a los niños, adolescentes y jóvenes. Este objetivo se hizo realidad gracias a la serie “Los Trotamundos” dirigida por Ángel J. Fernández, a quien entrevistamos. Ya han conseguido varios premios internacionales y tienen previsto continuar con el proyecto hasta el 2008. Ángel, para los lectores que aún no conozcan el proyecto Trotamundos ¿podrías explicar brevemente en qué consiste? ¿Cuándo y cómo surgió? “Los Trotamundos” es una serie audiovisual juvenil, que surge en el año 2000, motivada por la necesidad de ofertar a los adolescentes y jóvenes un enfoque nuevo y evangélico para resolver los problemas que viven, evitando todo tipo de estereotipos que las series de las grandes cadenas de televisión emiten en su programación. La serie “Los Trotamundos” está basada en experiencias de varios adolescentes y jóvenes que se hacen llamar “Los Trotamundos”. Y que intentan ayudar a los demás fomentando los valores humanos y cristianos mezclados con dosis de misterio, aventura, leyendas históricas, paisaje, música celta, etc… ¿Qué posibilidades ofrece el cine para la educación a diferencia de otros medios de comunicación? En la sociedad mediática audiovisual en la que estamos, el cine “cala” hondo en los adolescentes. Aparte de entretener y divertir hace reflexionar a los jóvenes. No debemos olvidar que el cine es la base del lenguaje audiovisual, tan omnipresente en la actualidad. Por lo tanto, es urgente, desde el ámbito de la educación y evangelización, educarnos en este lenguaje audiovisual. Como dijo Juan Pablo II en una de las Jornadas Mundiales de los Medios de Comunicación Social: “Utilicemos las nuevas tecnologías y medios que es el nuevo aeropago para evangelizar”. Además no olvidemos que la Iglesia siempre ha utilizado el lenguaje audiovisual, desde los retablos hasta las pinturas y las esculturas. La serie Trotamundos va ya por el capítulo 16 ¿qué diferencias tiene con las exitosas series de televisión actuales? En primer lugar, cada episodio es autónomo. Cada uno cuenta una historia entroncada con un problema real que afecta a muchos adolescentes de hoy. En segundo lugar, es una serie que parte de la realidad que viven los mismos adolescentes, pues los guiones se elaboran a partir de ideas y problemas que viven y que apenas salen en las series nacionales. Y en tercer lugar, seguimos el método audiovisual DOGMA, donde sólo hay una cámara y ésta es uno más del grupo de “Los Trotamundos”, por lo tanto, el espectador quiera o no, se mete de lleno en la aventura, en la historia, en la experiencia. ¿Qué temas se tratan? ¿cómo se eligen? Cada tema es distinto. Se eligen a partir de una encuesta que se envía con los episodios y que se hace a los chicos y chicas que los ven. Nos lo remiten y elaboramos una lista con problemas, inquietudes, ilusiones,… que viven los adolescentes. Se elabora el primer borrador del guión, que se envía a 16 de ellos repartidos por varios colegios de España, estos lo corrigen, lo mejoran y después nos lo remiten. Se elabora el guión definitivo, que pasa a los actores, que no son profesionales, y estos los interpretan siguiendo el método del ruso Stalivnasky. Cada actor tiene que meterse en el personaje a partir de la realidad, sin sobreactuar y con sencillez, como cualquier adolescente o joven, sin estereotipos. ¿Cómo se implican los jóvenes actores en el proyecto? ¿qué está suponiendo para ellos esta experiencia? Los actores y actrices que participan en la serie lo hacen de forma generosa y voluntaria, no reciben nada a cambio, sólo una copia de los episodios que salen. Incluso hubo temporadas, al principio, que tenían que hacer una aportación para el catering. Pero la experiencia de participar en algo que les gusta, les enriquece. Reciben cartas de chicos y chicas de toda España que les animan a seguir y les preguntan cómo ruedan, cómo es su personaje… incluso han entablado amistad con algunos de otros rincones de la península. Se sienten orgullosos y ese es el mejor aplauso que se les puede dar, porque lo hacen desinteresadamente y saben que hay valores humanos y cristianos que tienen que transmitir con su actuación. Entre los premios que ha recibido el proyecto está el del festival de cine de Berlín o el reciente de Sundance, Estados Unidos, ¿qué suponen estos reconocimientos? Cuando se reconoce el trabajo en equipo y el esfuerzo titánico de rodar en 7 días de verano, tres episodios, se siente alegría y merece la pena, al menos por el protagonismo que se fomenta de los jóvenes actores. Pero el mejor reconocimiento, es cuando recibes cartas o correos electrónicos de adolescentes que agradecen que se haga la serie, porque se les ayuda, incluso algunos te apoyan, porque tratamos a los adolescentes y a los jóvenes con dignidad, no como otras series. El premio de Sundance se ha otorgado al cortometraje Ilusiones renovadas. ¿Qué ha destacado el jurado para otorgar este premio? “Ilusiones Renovadas” no es un episodio de la serie “Los Trotamundos”, sino un cortometraje, en el que salen actores y actrices de la serie. Pienso que ha destacado los valores humanos que fomentamos. Esta película no es un alegato contra la eutanasia, sino una esperanza en la capacidad que produce el hecho de sanar cuando se tiene fe, esperanza y amor. Según hemos sabido, el equipo aprovecha los días de Navidad o vacaciones para grabar, ¿también este verano? ¿qué perspectivas hay para el futuro? Cada verano rodamos tres episodios, a los que llamamos temporadas. Cada episodio es distinto, incluso de lugares de rodaje. Tenemos pensado seguir con el proyecto hasta el año 2008. En cada episodio que rodamos, planteamos problemas sociales, culturales e incluso religiosos que afectan más a las nuevas generaciones de adolescentes. Los capítulos que se distribuyen por parroquias y colegios van acompañados de una guía didáctica, ¿qué posibilidades ofrece la guía? ¿qué respuestas tenéis de los receptores? Cosa curiosa, y lo manifiestan muchos profesores y animadores, cuando proyectan algunos episodios, es que cuando sale el tema religioso, hay una aceptación bastante buena por parte de los adolescentes, viendo la cosa como algo normal que puede suceder, pero que en el fondo les gustaría a ellos. Es como el primer chispazo, la cuestión está en el debate y el seguimiento que puedan hacer los educadores después. Se les envía junto con los episodios de “Los Trotamundos” una guía didáctica elaborada por algunos salesianos, animadores y profesores de colegios e IES. Esta guía ayuda al educador a trabajar cada episodio, teniendo en cuenta siempre que es un medio no un fin. La respuesta de los adolescentes es buena, incluso hemos creado una especie de periódico mensual titulado “Trotanoticias” en el que pueden transmitir su opinión los chicos y chicas que ven la serie y noticias alrededor de ella y se distribuye con las copias o se envían directamente a los educadores para que las hagan llegar a los chicos. ¿Habéis tenido ofertas para comprar la idea de la serie? ¿Qué cambiaría si se hiciera de manera profesional? Sí, y fue el motivo por el que tuvimos que registrar la serie en la Propiedad Intelectual. No es lo mismo una serie hecha de jóvenes para jóvenes que de adultos para jóvenes, como son la series nacionales. Si se hiciese de manera profesional cambiaría quizás la técnica, menos artesanal y con más medios. Por supuesto exigiríamos que los actores y actrices fuesen chicos y chicas normales, que les guste el teatro, de ambiente salesiano, de ambiente cristiano o, al menos, con unos valores humanos y cristianos, porque si no es imposible interpretar a un personaje de esta serie. Pues lo que fomenta esta serie es el protagonismo de los adolescentes y jóvenes; si juntáramos a todos los chicos y chicas que han participado en ella habría unas 65 personas porque en cada episodio entran nuevos personajes.
Rebeca Martín
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