Amazonas en misión La emisora Amavisión se inauguró el 12 de febrero de 1984, con el objetivo de ofrecer una televisión moderna, entretenida y formativa. El padre Juan Bosco Ramos, salesiano nacido en Sevilla y experto en telecomunicaciones, fue su creador: “En 1983 se cumplían cincuenta años de la presencia salesiana en Amazonas. La celebración de este aniversario dio origen al proyecto de la televisión, que marcaba una segunda etapa en la evangelización salesiana en Venezuela. Había en aquella época una televisión del Gobierno que funcionaba con grabaciones, así que las noticias llegaban con una semana de retraso y con toda la publicidad de consumo, así que pensamos: “¿por qué no hacemos nosotros una televisión, aunque sea barata?” “El proyecto de Amavisión, un nombre que nace de “Amazonas en misión”, se hizo para la zona de Puerto Ayacucho, porque por ella pasan muchas de las comunidades indígenas; siempre hay algún grupo del interior y cuando se va, viene otro. Para la programación pensamos en mesas redondas y actividades culturales o deportivas de Puerto Ayacucho y otras zonas, para poder presentar al público aspectos no consumistas, cosas recreativas, a través de documentales de naturaleza y deporte, que en nuestra zona gusta mucho y que es una recreación sana” –continúa el padre Ramos- “También queríamos dar a conocer las actividades de la Iglesia, para tener una formación cristiana”. La emisora nació con grandes ideales pero pocos recursos. Tenía un espacio pequeño que repartía entre el estudio, el master, el archivo y una oficina: “Empezamos con aparatos muy pequeños y después hemos ido mejorando. A medida que la técnica digital se ha ido imponiendo, nosotros nos hemos ido poniendo en camino”. Amavisión empezó funcionando una hora al día, pero sus horarios se ampliaron tanto que en la actualidad emite veinticuatro horas al día y transmite con una potencia de dos kilowatios. Los salesianos también ha montado una radio de onda corta, aprovechando la torre de transmisiones en las que están todas las instalaciones y aumentando un poco más las tareas de los responsables: “Todo funciona con tres personas fijas y luego hay mucha colaboración de profesores y cronistas deportivos, todos voluntarios”.Un obispo entre los indígenas Monseñor José Ángel Divassón, salesiano español, es el vicario apostólico de la diócesis de Puerto Ayacucho. En su labor pastoral ha sabido integrar el evangelio con la tradición indígena y se ha convertido en defensor de estas comunidades que ven amenazada su continuidad: “En Venezuela se ha hecho una división político-territorial que no corresponde a las realidades indígenas” –explica- “Se les impone una organización diferente; hay una ruptura, porque las autoridades naturales ya no son las autoridades legales. Es terrible. No se respeta el proceso pedagógico que necesitarían para ir asimilando los cambios”. En su defensa de las comunidades indígenas ha visto como un valor fundamental el proyecto de Amavisión: “La televisión es una manera de llegar a todos” –explica monseñor Divassón- “Hay diecinueve etnias indígenas en el Vicariato, de las que algunas están en camino de extinción. Buena parte del trabajo que hacemos sirve para apoyar el fortalecimiento de estas etnias. Si se los deja solos van a desaparecer”. Monseñor Divassón está orgulloso del trabajo misionero y de los avances en el catecumenado que se han logrado: “La enculturación del Evangelio nos ha llevado años y años de reflexión, que llevan a distinguir muy claramente lo que es el mensaje evangélico de lo que es el ropaje cultural propio de la cultura mediterránea. Distinguir esto es muy importante porque no impones algo que no hay razón para imponer, sino que respetas la cultura indígena. Es un nacimiento de la Iglesia con unas características propias de ellos. Incluso se está haciendo formación de diáconos indígenas, que es una experiencia única. En la última Pascua yo envié a cinco fuera de sus shaponos (sus casas comunitarias) a llevar la buena noticia de Jesús”. “El proceso religioso, que nosotros hemos visto tan rico desde una perspectiva cristiana, se tenía que haber imitado en otros aspectos, en el área política, productiva, o económica. Los cambios tienen que entrar de una manera o de otra, porque no es lo mismo ir por el río con una canoa que con un motorcito, pero el motorcito genera una serie de necesidades que hay que cubrir. El político hasta ahora ha regalado el motor, pero nosotros les animamos a trabajar para tener recursos propios y comprarlo. Es una perspectiva diferente”. Los problemas de las etnias indígenas llevaron a monseñor Divassón a fundar una Oficina de Derechos Humanos, en enero de 1992. En unos años no exentos de dificultades, la oficina ha cosechado importantes logros: “Hay situaciones muy difíciles: cuando entra el narcotráfico, la venta de gasolina para la producción de la cocaína, con todo lo que eso significa, y luego la minería y la división de las tierras. Son cuatro campos que generan problemas permanentes. Llevar adelante esta lucha, para defender las posiciones indígenas, te crea muchos problemas y hace que mucha gente te vea como un enemigo. Pero nosotros creemos que los indígenas tienen el derecho de defender su cultura, aún entrando en contacto con otras culturas y teniendo todos los bienes que ofrece la sociedad, pero con un respeto a su modo de organizarse, su lengua y su forma de administrar justicia”.
María Jesús Rodríguez
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