Los Salesianos llegaron a Lwena en 1982, en tiempo de guerra.Esta ciudad, capital de la provincia de Moxico, al este del país, sufrió intensamente el conflicto bélico, siendo asediada y castigada duramente. El padre Martín Lasarte, director de la comunidad, afirma que “mientras en Sarajevo la prensa internacional hablaba de la muerte de alguna víctima civil de un franco tirador, nuestra ciudad era bombardeada y morían cientos de civiles ante el silencio internacional”. A consecuencia de la guerra civil el número de desplazados creció enormemente y los Salesianos fueron interpelados por Naciones Unidas para encargarse de algunos campos de acogida. “Durante tres años atendimos el campo de Chizuly, donde vivían más de 6.000 personas” –explica el padre Lasarte- “también asumimos el Centro de Acogida y Registro de los que llegaban a la ciudad escapando de los horrores de la guerra. Rehabilitamos una antigua fábrica y allí recibimos a miles de personas, que luego eran encaminadas a los diversos campos de desplazados que circundaban Lwena”. El acuerdo de pacificación se firmó en abril de 2002. Desde entonces el país vive una etapa de reconstrucción, en la que también participan los misioneros. “Con la paz nuestro trabajo se dirigió a atender dos emplazamientos militares de los ex guerrilleros de la UNITA” –continúa el padre Lasarte- “Estaban bajo nuestro cuidado 14.000 personas. Éramos responsables de la alimentación, educación y formación profesional. En el campo más grande se construyó una enorme iglesia de madera y paja dedicada a san Juan Bosco. Centenares de personas retomaron su vida cristiana y otros tantos entraron en el catecumenado. Luego, cuando se fueron cerrando estos campamentos, recibimos a miles de famillas en el Centro de Acogida y Tránsito, en espera de dirigirse a su destino final. El nombre de Don Bosco es respetadísimo por las ONG, el Gobierno y las Naciones Unidas, por el servicio desempeñado”. Tras la guerra comienzan a regresar los angoleños que durante la guerra han escapado a otros países. Cerca de 250.000 vivían como refugiados en Zambia, República Democrática del Congo y Namibia. La provincia de Moxico, por su situación limítrofe con Zambia y Congo, se convierte en lugar de paso para miles de personas. También para ellos se realiza una labor de acogida, coordinada por Naciones Unidas y apoyada por la comunidad salesiana. Salesianos y, por tanto, educadoresCon casi un 60% de población analfabeta después de los años de guerra, la tarea educativa es ingente. Así lo reconoce Manuel Ordóñez, misionero salesiano en Angola: “Los últimos años han estado marcados por una situación de emergencia que hemos intentado paliar con espíritu evangélico y profesionalidad. Ahora estamos viviendo un momento importante de reconstrucción nacional y uno de los campos que más apoyo necesitan es la educación”. Por ello las comunidades salesianas de Angola han creado centros de alfabetización en varias provincias del país, donde aprender a leer y escribir más de 20.000 niños, numerosos jóvenes y algunos adultos. “En la zona de Calulo tenemos varias centros de alfabetización” –continúa el padre Ordóñez- “En Kitila atendemos a 450 niños y jóvenes; en Luculo son alfabetizados 150 niños; tenemos escuelas en Cassanha, donde estudian 300 niños e jóvenes; Bança de Cabuta, con 320 niños y jóvenes; Zeles, con otros 300 niños e jóvenes, y otros centros con pocos medios pero mucha generosidad. No recibimos ninguna ayuda y con mucho sacrificio y esfuerzo logramos tener abiertas escuelas en lugares donde no hay ningún centro del gobierno, lo que significa que todos esos niños y jóvenes estarían condenados al analfabetismo si no fuese por la misión y el equipo de alfabetizadores. Damos una pequeña gratificación económica a los alfabetizadores, con fondos que vamos consiguiendo de un lado y otro”. El método de alfabetización puesto en marcha por los Salesianos, primero en Lwena y después en todo el país, ha recibido el reconocimiento oficial del Gobierno, así como varios premios regionales y nacionales. Para la formación profesional y con el apoyo de UNICEF, los Salesianos han abierto varias escuelas con cursos de carpintería, costura y construcción, fundamentales para las tareas de reconstrucción. “En la capital provincial estamos desarrollando nuestro Centro Profesional con cursos de dactilografía, informática, carpintería, costura, herrería, construcción civil y agricultura. Actualmente tenemos con estos cursos aproximadamente 300 alumnos. Y ya habíamos tenido dos cursos para 160 ex militares de la UNITA”. La escuela primaria y secundaria es otra de sus apuestas. Sólo en Lwena estudian 750 niños y adolescentes. Alrededor de la ciudad funcionan una serie de “escuelitas”, una invención hecha por los salesianos con a aprobación del gobierno municipal, que forma a los adolescentes que se han quedado fuera del sistema escolar a causa de su edad. Actualmente en la periferia de la ciudad tienen tres centros, con cerca de 700 adolescentes y niños. En las áreas rurales, también con el patrocinio de UNICEF, los salesianos atienden escuelas en más de 40 aldeas, a los que no llegan la educación oficial ni las estructuras gubernamentales. Su presencia evangelizadora y educativa es una apuesta por un país que quiere renacer y en el que, como afirma Manuel Ordóñez, “la educación es la mejor herramienta para construir una Angola nueva que pueda mirar el futuro con esperanza”.
María Jesús Rodríguez
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