Venezuela ha pasado de ser el país más rico de América del Sur a vivir una situación equiparable a los más pobres de África. La crisis económica, política y social que sufre la población la sitúan en la extrema pobreza. Sin comida, sin agua, sin electricidad, sin medicamentos, sin combustible… y, además, con la amenaza constante del coronavirus.
La situación es crítica, pero la pandemia representa la última preocupación para las familias. La prioridad no es el miedo al contagio, sino poder comer. El ingreso medio diario de un venezolano es de apenas el equivalente a 0,55 euros, así que la conclusión es clara: hoy todos los venezolanos son pobres.
El incremento de los precios y las largas colas que hay que hacer para conseguir algo de comida, combustible o medicinas son continuos, por lo que los menores se convierten en la población más vulnerable. Un reciente estudio revela que el estado nutricional (talla/edad) de los niños y niñas en Venezuela se parece más al de países africanos como Nigeria o Zambia que al de cualquier país del entorno.

Red de Casas Don Bosco
Ante esta durísima situación, los misioneros salesianos no sólo denuncian la opresión que sufre la población, sino que se mantienen al lado de los más necesitados repartiendo comida, agua y productos de higiene. Lo hacen especialmente entre los niños y niñas que acuden a diario a alguno de los siete programas que la Red de Casas Don Bosco tiene por todo el país. Pero también ayudan a los migrantes que regresan, organizan Ollas solidarias en las parroquias para las familias y acompañan a las comunidades indígenas de la Amazonia.
“La emergencia del coronavirus ha empeorado la crisis humanitaria iniciada en 2016 y de la que no se ve la salida. Ahora mismo, el coronavirus es la menor de las preocupaciones, aunque los contagios y muertes aumenten sin que se conozcan las cifras reales”, explican los salesianos.
La Asociación Civil Red de Casas Don Bosco ofrece a diario en sus siete centros más de 700 desayunos y comidas a niños y niñas en situación de vulnerabilidad, así como kits de higiene. “Si no fuera por este apoyo no tendrían qué comer, y cada vez tenemos más casos de desnutrición”, asegura Leonardo Rodríguez, director de estas obras sociales salesianas.
Algunos de estos menores viven en las Casas Don Bosco, porque tienen medidas de protección por situaciones de violencia en el hogar. Otros, que son huérfanos o que sus padres emigraron y los dejaron solos, participan en los programas llamados Patio Abierto. “En ellos se mantiene el apoyo psicoeducativo, la seguridad alimentaria y los servicios de agua, saneamiento e higiene, lo que supone un gran esfuerzo acentuado por la situación de la pandemia”, recalca Rodríguez.

Modalidad educativa de emergencia
Con el apoyo de Misiones Salesianas, el programa entrega a los menores una bandeja personalizada para el desayuno y la comida, manteniendo la distancia social y las medidas higiénicas para prevenir los contagios.
Pero la incertidumbre este mes también afecta a la vuelta al colegio, ya que la cuarentena continúa siendo efectiva. En muchos lugares no hay profesores, porque se les dejó de pagar y en la mayoría de centros resulta imposible implantar medidas higiénicas por la escasez que hay. Ante esta situación, la Red de Casas Don Bosco ha puesto en marcha una modalidad de educación de emergencia en sus siete programas a nivel nacional con una matrícula para 4.184 niños, niñas y adolescentes.
Los misioneros salesianos perciben que “además de las dificultades diarias, lo que subyace es la desesperanza”. La desesperación de muchas familias tiene consecuencias terribles y la solución más habitual es huir, así que todo apunta a que se vivirá “una nueva oleada migratoria una vez que los países vecinos levanten la cuarentena”.
A pesar de las dificultades, y como haría Don Bosco, los misioneros salesianos continúan ayudando e infundiendo esperanza a la población, especialmente a los niños, niñas, adolescentes y jóvenes más necesitados incluso en las condiciones más adversas como las actuales de Venezuela.
Alberto López Herrero
Pie de foto imagen principal: Beneficiarios de la Red de Casas Don Bosco con su comida.
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