Cuando hoy hablamos de vocación, nos referimos al diálogo que se tiene en la vida entre Dios y la persona; el diálogo por medio del cual Dios da a conocer un proyecto que es propuesta. El proyecto de Dios para cada uno llega a través de mediaciones que es conveniente saber escuchar, con discernimiento, y pide una respuesta libre con la que, quien se siente llamado, se pone a su disposición en la vida. Esta actitud fundamental está a la base de toda decisión vocacional. Entender la vida como vocación es el paso previo para conocer y aceptar la propia vocación en la vida.Bien mirado, la vocación de Don Bosco -ser padre, maestro y amigo de los jóvenes pobres y abandonados- fue discernida, comprendida y acogida de esta manera. Su vida fue la respuesta libre a la llamada de Dios. En el camino vocacional de Don Bosco, se hicieron presentes elementos que hoy también parece necesario desarrollar en toda animación vocacional: la acción pastoral que ayuda a los jóvenes a plantearse el futuro con responsabilidad, la escucha de la voz de Dios, y la respuesta consciente y libremente a su proyecto. Hablamos explícitamente de una animación vocacional en proceso <span class="Estilo2">Ayuda necesaria ayer y hoy</span> Como en la experiencia de Don Bosco, hoy constatamos que una respuesta vocacional adecuada no se puede mantener durante mucho tiempo sin ayuda. ¿Habría podido Don Bosco llegar a ser sacerdote sin la ayuda de Mamá Margarita, don Calosso, de tantas personas que asumieron su sostenimiento inicial con sus aportaciones, los amigos sinceros y leales, los formadores, el confesor, el director espiritual en las etapas iniciales de su discernimiento vocacional y a lo largo de toda su vida? Las dificultades, específicas en cada caso, para el descubrimiento y seguimiento vocacional no pueden ser superadas, sobre todo hoy, si no se cuenta con ayuda. Sabemos que hoy no es fácil para un joven encontrar un “amigo del alma” que ayude, anime, y, con respeto, oriente los procesos de discernimiento vocacional.Potencialmente, esta ayuda llega a quien está haciendo un discernimiento vocacional por medio de los padres, catequistas, animadores, profesores, amigos, párrocos, religiosos y religiosas cercanos, salesianos coadjutores y sacerdotes. Estas personas son los que podríamos llamar ayudas habituales: la “mamá margarita” y el “don calosso” de hoy.Pero es importante ofrecer en el discernimiento un acompañamiento que sea sistemático, estructurado, mantenido y especializado. Con las iniciativas, actividades y procesos de animación vocacional, queremos ofrecer una ayuda a los jóvenes de hoy para poder dar respuesta a la vocación de Dios. <span class="Estilo2">La animación vocacional hoy</span> Se ha reflexionado mucho entre los agentes de pastoral sobre la animación vocacional que es posible hacer hoy. En perspectiva salesiana, hoy nos sentimos portadores del carisma de Don Bosco de ayudar a los jóvenes a descubrir que son amados por Dios, y a descubrir su vocación en la vida. Esta tarea carismática la asumimos y realizamos todos. No podemos ni queremos delegarla. Lo hacemos con el testimonio de la propia vida, con el acompañamiento pastoral día a día, con la disposición a seguir un proceso serio de educación en la fe que permita hacer propuestas personalizadas y diferenciadas para reconocer mejor y en profundidad la llamada de Dios. Don Bosco fue para sus muchachos el amigo del alma, el testimonio del amor de Dios, y su vida fue una evidencia de que Dios existe y su amor puede llenar una vida. Fue luz para el camino de búsqueda en la vida, a veces con no pocas dificultades y desorientación. Nuestras acciones educativas hoy están impregnadas de este estilo salesiano de testimoniar con la vida aquello que se enseña y en lo que se educa.
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