Si una cosa hay que descubres viendo mucho es la sencillez de la vida. En estas vacaciones recorrimos 3000km de naturaleza: verde oscuro, verde claro, verde agua, que se entrelazaban con gris montaña y blanco nieve. Maravillas que a los ojos humanos le saben a gloria. Después de pasar meses respirando trabajo y sobriedad, esta sencillez de la humilde Madre Natura te transporta a lo más lejano. Por la carretera, silencia y solo el canto de esos pajarillos que saben de serenidad. Por la noche ese cielo plagado de estrellas sobre el fondo oscuro y negruzco. En el amanecer confluyen pasado, presente y futuro y al caminar hueles a paz, tan añorada en nuestros días. Ha sido un viaje fantástico; no importa dónde hemos estado pero sí lo que hemos visto: las gentes humildes, abiertas, sencillas en un marco más que maravilloso porque cuando el corazón está en consonancia con la naturaleza y su armonía, la vida es sencillez.

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