Don Bosco fundamentó su sistema educativo en la razón, la religión y el cariño. La importancia de la religión, la fe… se cuestiona hoy con facilidad. El bulo de que los científicos no son creyentes, en su mayoría, aparece con frecuencia en publicaciones. De algún modo se intenta devaluar la dimensión religiosa. Sin embargo, lo religioso comienza a abrirse paso, tal como confirman estas tres opiniones.
Lo que dice la psicología actual
Hace ya unos cuantos años el psicólogo Maslow, padre de la psicología transpersonal, comentaba a sus compañeros que ellos no pueden olvidar de que el ser humano es un ser espiritual. Les decía que esta dimensión no se puede abandonar. Incluso afirmaba que la deben tener en cuenta en sus tratamientos terapéuticos.
Recientemente, en el diario “El Mundo”, del día 4 de abril último, salía un artículo muy interesante sobre la necesidad de trabajar conjuntamente psicólogos y animadores de confesiones religiosas en atentados como el del 11-M o en catástrofes áreas como la del avión de Spanair. Los psicólogos que acuden a apoyar a los ciudadanos en esas situaciones han comprobado que, muchas veces, las personas piden algo más, a un sacerdote, un rabino, un imán…, al líder de una comunidad religiosa. Por eso, ahora les han pedido ayuda.
“La espiritualidad es importante para afrontar la muerte. La creencia en algo más ayuda a afrontar estos momentos y es importante destacar el gran papel que hacen los referentes de cada religión para que la persona acepte la pérdida de alguien, explica a “El Mundo”, Mónica Pereira, miembro del Grupo de Emergencias del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid. “El encuentro nos sorprendió gratamente -sigue diciendo ella- porque había una especie de tabú no verbalizado sobre las posibles malas relaciones entre las religiones y nosotros y para nada es así. Son más cosas las que las unen que las que las separan. En general estamos muy mal preparados para afrontar la muerte y lo que hacen las religiones es una acogida al doliente, justo lo que necesitan en ese instante”, añade esta experta.
La mayoría de los científicos son creyentes
Otra situación positiva es el estudio hecho por la doctora E. Howard, de la Universidad americana de Rice (Houston) para conocer la relación entre los científicos y la religión en Estados Unidos. Una creencia fuertemente arraigada es que los científicos son ateos o no creyentes. El estudio realizado confirma que esta creencia es totalmente errónea. Según esta investigadora el 75% de los científicos son creyentes. El Director de la revista Quo, Jorge Alcalde afirma que “la encuesta demuestra por primera vez que la práctica de la ciencia no es incompatible con la experiencia religiosa, de manera que las posturas extremistas que pretenden arrojar fuera la profesión científica cualquier atisbo de religiosidad no responden, ni mucho menos, a la realidad sociológica”.
La respuesta del socialista Jean Jaures a su hijo
El político socialista francés de principios del siglo XX, secretario del Partido Socialista francés y fundador del periódico L’Humanité, Jean Jaurès, respondió a su hijo que le pedía no ir a clase de religión con estas ideas. “Me pides un justificante que te exima de cursar religión… Este justificante, querido hijo, no te lo envío ni te lo enviaré jamás… ¿Cómo sería completa tu instrucción sin un conocimiento suficiente de las cuestiones religiosas sobre las cuales todo el mundo discute?
Estudias mitología para comprender historia y la civilización de los griegos y de los romanos y ¿qué comprenderías de la historia de Europa y del mundo entero después de Jesucristo, sin conocer la religión, que cambió la faz del mundo y produjo una nueva civilización? En el arte ¿qué serán para ti las obras maestras de la Edad Media y de los tiempos modernos, si no conoces el motivo que las ha inspirado y las ideas religiosas que ellas contienen?
En las letras ¿puedes dejar de conocer a Bossuet, Fenelón, Lacordaire, De Maistre, Veuillot y tantos otros que se ocuparon exclusivamente de cuestiones religiosas…? Hasta en las ciencias naturales y matemáticas encontrarás la religión: Pascal y Newton eran cristianos fervientes; Ampere era piadoso; Pasteur probaba la existencia de Dios y decía haber recobrado por la ciencia la fe de un bretón…
Además, no es preciso ser un genio para comprender que sólo son verdaderamente libres de no ser cristianos los que tienen la facultad de serlo, pues, en caso contrario, la ignorancia les obliga a la irreligión. La cosa es muy clara: la libertad exige la facultad de poder obrar en sentido contrario. Te sorprenderá esta carta, pero precisa hijo mío, que un padre diga siempre la verdad a su hijo. Ningún compromiso podría excusarme de esa obligación”.
José Antonio San Martín
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