Monseñor Martínez Camino, Obispo Auxiliar de Madrid y Secretario General de la Conferencia Episcopal Española, presidió el día 26 de abril la celebración de la ordenación de presbíteros M. Enrique del Cerro, Santiago García y Pedro Hernández y la ordenación de diácono de Jesús Manuel Gallardo, en la Iglesia-Santuario de María Auxiliadora de Madrid-Atocha, abarrotada de familiares, amigos, miembros de la Familia Salesiana, salesianos y, especialmente, jóvenes de todas las obras salesianas de la Inspectoría. Del mismo modo, monseñor Carlos Amigo, Cardenal arzobispo de Sevilla presidió en el Santuario de María Auxiliadora de Sevilla-Trinidad, el día 3 de mayo, la celebración de la ordenación sacerdotal de Javier Comino, David Morales y Marco Antonio Vázquez, y la ordenación diaconal de Manuel del Rosal, acompañados también en el Santuario mariano por una verdadera marea humana, especialmente por muchos jóvenes de las distintas presencias salesianas. Y el mismo día y casi a la misma hora eran ordenados en la Parroquia-Santuario de María Auxiliadora de Vigo por monseñor Miguel Asurmendi, obispo salesiano de Vitoria, el sacerdote Oscar Bartolomé y los diáconos: Segundo Cousido y Mateo González, de la Inspectoría de León.Mediante la unción del Espíritu Santo, por la imposición de manos y la Plegaria de Ordenación, fueron ungidos del Espíritu Santo, marcados con un carácter especial, el sacerdocio. Así los nuevos sacerdotes están identificados con Cristo Sacerdote, de tal manera que desde el día de la ordenación pueden actuar como representantes de Cristo. Las tres celebraciones tuvieron un hondo sentido festivo, catequético y vocacional. En la celebración litúrgica, una breve explicación exponía el contenido de cada gesto en el rito de la ordenación. Resultó especialmente intensa la invocación de las letanías, entre las que se incluía por primera vez la invocación a los mártires salesianos. Acompañados del silencio reverencial de la asamblea y la oración, tras el Obispo, todos los sacerdotes concelebrantes impusieron también las manos a los nuevos sacerdotes. Después la ordenación se completó con la unción de las manos con el crisma, la entrega del cáliz con el vino y la patena con el pan para presentar la ofrenda a Dios con la intención de realizar e imitar lo que conmemoran y conformar sus vidas con el misterio de la cruz del Señor. Revestidos con la estola al estilo presbiteral y la casulla, fueron acogidos con gozo por el obispo, los sacerdotes concelebrantes y por el júbilo de la asamblea. La ceremonia religiosa terminó con palabras de agradecimiento. Haciéndose eco de los sentimientos de todos los recién ordenados y de todos los participantes, el nuevo sacerdote Pedro Hernández pronunció en Madrid estas palabras:“Señor, nos diste la vida y crecimos en unas familias maravillosas que hoy están con nosotros compartiendo la alegría de esta historia.Señor, nos acogiste como hijos de la Iglesia, de esta Iglesia representada hoy en esta comunidad reunida, presidida por Monseñor Martínez Camino y acompañada de todos los que están unidos a nosotros en la oración. Tú nos has ido llevando de la mano y has alimentado tu proyecto. Tú nos llevaste y nos regalaste la posibilidad de compartir la vida, la misión y la vocación en unas cuantas casas salesianas…En todo este tiempo te has servido de muchos hermanos que nos han ayudado a formarnos, otros que han sido ejemplo, otros que nos han mostrado lo que es una vida apasionada por los jóvenes. Gracias por todos ellos.Tú Señor, has querido también que pudiésemos dar razón de nuestra esperanza y por eso nos hemos ido preparando vital e intelectualmente junto a los profesores y compañeros de Comillas y Sevilla. Gracias por ellos.Tu misión la hemos realizado junto a muchos animadores, profesores, educadores. Han sido compañeros de camino en esta vocación tan bonita como es la de educar y evangelizar. Gracias por todos ellos. Y en esta misión nos has regalado la vida de tantos jóvenes, nos has dado tantos a los que servir,… que ciertamente podemos decir y proclamar que eres generoso y bueno con nosotros. En los chavales hemos aprendido a ser salesianos, sacerdotes y diáconos, a servir, a educar, a acompañar en la fe. Son lo mejor que tenemos. Gracias, Señor, por cada uno de ellos.Gracias Padre, siempre gracias porque eres bueno, porque nos has hecho el mejor regalo para que lo compartamos, para que lo demos a manos llenas y por eso hoy podemos celebrarlo. Amén”.En Sevilla, al final de la celebración, monseñor Carlos Amigo tuvo unas palabras muy cercanas y amables para toda la Familia Salesiana y, en particular, para la comunidad inspectorial, reconociendo que él había tenido el honor de ordenar a (casi) todos los salesianos menores de cincuenta añosLa fiesta continuó en los patios o polideportivos de los distintos lugares en que se celebraron las ordenaciones, animada especialmente por la alegría de los jóvenes, y compartida por las familias de los ordenados y de las comunidades salesianas. Los domingos 27 de abril y 4 de mayo los nuevos sacerdotes celebraron sus primeras misas, junto a sus familiares, en la tierra que los vio nacer o en las presencias salesianas en las que han trabajado y trabajan pastoralmente.
Felipe Alonso
No hay Comentarios