Con la expresión Doctrina Social de la Iglesia se entiende ordinariamente el conjunto de las enseñanzas sociales del magisterio especialmente de los Papas, recogidas en encíclicas dedicadas precisamente a tratar las cuestiones sociales. Aunque su inicio se considera siempre el pontificado de León XIII, conviene tener en cuenta que en su núcleo esencial la Doctrina Social de la Iglesia no arranca de las encíclicas sociales del siglo XIX sino que es tan antigua como la propia Iglesia, puesto que su base principal es la revelación divina.La Sagrada Escritura, punto de arranque de toda la ética cristiana, constituye también la primera orientación de la enseñanza social. Posteriormente existe, además, una reflexión muy amplia en la vida cristiana sobre los problemas sociales. Algunos momentos importantes en esta reflexión son: la patrística, la teología medieval, el siglo de oro español. Cuando se inicia la importante reflexión de los Papas en el siglo XIX, motivada por problemas sociales acuciantes, se apoya en un pensamiento y en una tradición anterior.Hoy la Doctrina Social de la Iglesia representa una aportación muy amplia y rica en el campo de la ética social tanto para los creyentes como para los no-creyentes. A lo largo de este año, vamos a ir presentando, cada mes, uno de los principales documentos.Para promover la libertad y la justiciaLa doctrina social no es quot;ideologíaquot;, ni quot;una tercera vía entre el capitalismo liberal y el colectivismo marxistaquot;; no propone quot;sistemas o programas económicos y políticosquot;. La Doctrina Social de la Iglesia nace del encuentro del mensaje evangélico y de sus exigencias con los problemas de la sociedad. Se proyecta sobre los aspectos éticos de la vida, utilizando las ciencias humanas y teniendo en cuenta los aspectos técnicos de los problemas. Trata de interpretar las realidades sociales a la luz del evangelio para orientar la conducta humana en consecuencia.La Doctrina Social de la Iglesia es parte integrante de la concepción cristiana de la vida, manifestación en el campo social de la doctrina cristiana general, de su comprensión del hombre y de la sociedad. Está formada por un conjunto de documentos muy diversos. Todos están inspirados en la fe, pero también en verdades que proceden del razonamiento humano y de la observación de la realidad. Es decir, comprende ideas y principios que proceden de la fe, de la razón humana y del derecho natural. Ofrece principios de reflexión, criterios de juicio y directrices de acción.Se entiende como el conjunto de principios, verdades, valores y orientaciones de acción fundados en la revelación y en la ley natural, desarrollados por el magisterio de la Iglesia con la colaboración de los miembros del pueblo de Dios, atendiendo a la evolución de la vida social, con la finalidad de que la sociedad humana se estructure de acuerdo con el plan divino. La fuente de la doctrina social es la Sagrada Escritura y la enseñanza de los Padres de la Iglesia, de los grandes teólogos y del mismo magisterio. Su contenido se fija en la atención al hombre (su dignidad y sus derechos) y a la sociedad. Como ha recordado recientemente Benedicto XVI, en el centro de la doctrina social está la dignidad de la persona y el desarrollo integral de todos los hombres y de todos los pueblos. Busca la promoción de la justicia y del bien común, de la libertad y de la paz.Misión y competenciaAlgunos no reconocen a la Iglesia ninguna misión ni competencia en el campo social. Las motivaciones son muy diversas: ideológicas, políticas, religiosas. Así, el liberalismo considera que la religión es una actividad individual y, por tanto, no debe ejercer ningún influjo sobre las estructuras sociales y económicas; el marxismo la convierte en una sobrestructura sin consistencia propia, que es fuente de alienación humana. Los regímenes absolutistas no admiten tampoco el influjo de la Iglesia en el campo social, al menos que no se deje instrumentalizar por el poder. Y muchos privatizan o superespiritualizan la salvación cristiana y acusan a la Iglesia de abandonar su misión cuando su enseñanza se refiere a determinadas situaciones sociales. La Iglesia ha recibido la misión de Jesús de anunciar la salvación a todos los pueblos. Aquí radica su competencia. Porque la salvación es una realidad pública y social. Quizá los mismos cristianos tenemos que clarificar mejor en qué consiste la misión de la Iglesia, la salvación, la construcción del Reino del amor y de la justicia, la relación entre promoción y evangelización, para llegar a una comprensión más plena de la solidaridad con el mundo. Quizá tenemos que redescubrir la dimensión social de la conversión y de la caridad. Y, sobre todo, llegar a ser más conscientes de la relación entre la fe y el compromiso social. La fe se vive en la vida concreta y compromete socialmente en la lucha por un mundo más humano, más justo.
Eugenio Alburquerque Frutos
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