El 24 de noviembre de 2013 concluyó en Roma el Año de la Fe que Benedicto XVI había convocado para celebrar los 50 años del comienzo del Concilio Vaticano II, que se cumplían el 11 de octubre de 2012.
Como es sabido, coincidiendo con dicho aniversario tuvo lugar, en octubre de 2012, un Sínodo de Obispos sobre La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana. Pues bien, el papa Francisco quiso hacer coincidir la clausura solemne del Año de la Fe con la presentación de su exhortación apostólica postsinodal. El título que Francisco ha elegido para este importante documento es significativo: Evangelii gaudium, “La alegría del evangelio”. Es un texto extenso y, en gran medida, programático del pontificado del papa Francisco. De hecho, él mismo lo dice en el primer párrafo: “En esta Exhortación quiero dirigirme a los fieles cristianos, para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años” (EG 1).
Podemos decir sin temor a equivocarnos, como anécdota interesante, que estamos ante el primer documento de un papa pensado y escrito en castellano, con expresiones propias del castellano hablado en Argentina, como la de “Dios nos primerea”, por ejemplo.
Yendo al fondo del texto, ¿qué encuentra el lector en este documento? ¿Qué ha querido decirnos el papa Francisco? Dejémosle a él mismo responder, en un apartado que titula “Propuesta y límites de esta Exhortación” (números 16-18):
“16. Acepté con gusto el pedido de los Padres sinodales de redactar esta Exhortación. Al hacerlo, recojo la riqueza de los trabajos del Sínodo. También he consultado a diversas personas, y procuro además expresar las preocupaciones que me mueven en este momento concreto de la obra evangelizadora de la Iglesia. Son innumerables los temas relacionados con la evangelización en el mundo actual que podrían desarrollarse aquí. Pero he renunciado a tratar detenidamente esas múltiples cuestiones que deben ser objeto de estudio y cuidadosa profundización. Tampoco creo que deba esperarse del magisterio papal una palabra definitiva o completa sobre todas las cuestiones que afectan a la Iglesia y al mundo. No es conveniente que el Papa reemplace a los episcopados locales en el discernimiento de todas las problemáticas que se plantean en sus territorios. En este sentido, percibo la necesidad de avanzar en una saludable “descentralización”. 17. Aquí he optado por proponer algunas líneas que puedan alentar y orientar en toda la Iglesia una nueva etapa evangelizadora, llena de fervor y dinamismo. Dentro de ese marco, y en base a la doctrina de la Constitución dogmática Lumen gentium, decidí, entre otros temas, detenerme largamente en las siguientes cuestiones: a) La reforma de la Iglesia en salida misionera. b) Las tentaciones de los agentes pastorales. c) La Iglesia entendida como la totalidad del Pueblo de Dios que evangeliza. d) La homilía y su preparación. e) La inclusión social de los pobres. f) La paz y el diálogo social. g) Las motivaciones espirituales para la tarea misionera.
- Me extendí en esos temas con un desarrollo que quizá podrá pareceros excesivo. Pero no lo hice con la intención de ofrecer un tratado, sino sólo para mostrar la importante incidencia práctica de esos asuntos en la tarea actual de la Iglesia. Todos ellos ayudan a perfilar un determinado estilo evangelizador que invito a asumir en cualquier actividad que se realice. Y así, de esta manera, podamos acoger, en medio de nuestro compromiso diario, la exhortación de la Palabra de Dios: Alegraos siempre en el Señor. Os lo repito, ¡alegraos! (Flp 4,4)”.
Estos siete temas básicos se desarrollan en cinco capítulos, con sus apartados:
Capítulo primero: La transformación misionera de la Iglesia
- Una Iglesia en salida (20-24)
- Pastoral en conversión (25-33)
III. Desde el corazón del Evangelio (34-39)
- La misión que se encarna en los límites humanos (40-45)
- Una madre de corazón abierto (46-49)
Capítulo segundo: En la crisis del compromiso comunitario
- Algunos desafíos del mundo actual (52-75)
- Tentaciones de los agentes pastorales (76-109)
Capítulo tercero: El anuncio del Evangelio
- Todo el Pueblo de Dios anuncia el Evangelio (111-134)
- La homilía (135-144)
III. La preparación de la predicación (145-159)
- Una evangelización para la profundización del kerygma (160-175)
Capítulo cuarto: La dimensión social de la evangelización
- Las repercusiones comunitarias y sociales del kerygma (177-185)
- La inclusión social de los pobres (186-216)
III. El bien común y la paz social (217-237)
- El diálogo social como contribución a la paz (238-258)
Capítulo quinto: Evangelizadores con Espíritu
- Motivaciones para un renovado impulso misionero (262-283)
- María, la Madre de la evangelización (284-288)
Repasaremos en esta página algunos de estos temas a lo largo del año. Don Bosco, por ejemplo, estaría muy feliz con este texto sobre la evangelización por la insistente referencia a la alegría, que según el Papa, “llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús”.
Jesús Rojano
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