Seguro que más de una vez hemos escuchado y meditado este Evangelio: “Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos” (Marcos 10,13-16).
Es bonito contemplar a Jesús con niños y niñas en brazos o alrededor, así suelen ilustrar esta escena. Pero hay un detalle que no todos advierten: los niños pequeños solían estar en brazos de sus jóvenes madres. Jesús los abrazaba y los bendecía. Pasaban de los brazos de ellas a los de Él. Me gustaría que detuvieras ahí tu mirada y y veas a Jesús rodeado de jóvenes madres… ¡eran mujeres muy jóvenes! No se trata sólo de los pequeños, sino también de sus jóvenes madres, quizás de 15 o 18 años. ¿Conoces hoy alguna chica que es madre con esa edad?
Es verdad que una joven madre de entonces poco tendría que ver con otra de la actualidad. Estaba preparada para el matrimonio y la maternidad. Hoy no, pero si hay jóvenes, casi adolescentes-mamás. En España, un centenar de niñas –de media– menores de 15 años o menos se quedan embarazadas, y la cifra se triplica entre las que ya han cumplido esta edad.La maternidad adolescente es un fenómeno social poco visible en nuestra sociedad, pero también actual. Las madres jóvenes y sus familias se enfrentan a muchos retos desde que descubren su embarazo y deciden tener a su hijo. A veces lo han criado en solitario, interrumpiendo su formación escolar, replanteando completamente su estilo de vida, abandonando las relaciones con sus coetáneos (en algunos casos también con el padre de sus hijos) y superando muchas dificultades para realizar su emancipación adulta. Las familias de origen desempeñan un apoyo indispensable para los dos menores –madre e hijo– aunque, en ocasiones, los progenitores pueden asumir un rol dominante e invasivo. El fenómeno crece en complejidad cuando la maternidad ocurre muy pronto (antes de los 16 años) y se desarrolla en contextos precarios y marginales, en situaciones de conflicto.
También en esta realidad juvenil hemos de estar y transmitir: “Dejad que los niños se acerquen a mí”.
Loli Ruiz Pérez, fma
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