Como todos los años, la cita ha sido en Roma (en el Salesianum). Entre el 22 y el 25 de enero, 330 miembros de la Familia Salesiana de todo el mundo se dieron cita para celebrar esta 27 edición de las Jornadas de Espiritualidad. Centró el encuentro, el Aguinaldo 2009: «Hagamos de la Familia Salesiana un movimiento apostólico para la salvación de los jóvenes».Desde España acudimos representantes de todos los grupos de familia salesiana que existen en nuestro país: Salesianos de Don Bosco, Hijas de María Auxiliadora, Cooperadores, ADMAS, Antiguos Alumnos, Damas Salesianas, Voluntarios de Don Bosco… casi 30. Hubo quien no tenía muy claras, al comenzar, las razones por las que se encontraba en las jornadas, pero al finalizar los días de encuentro se llevó una experiencia de vida enriquecedora, volvía a su casa con la maleta llena.Comunión y misiónDos documentos centraron el trabajo realizado durante estos días: La Carta de la Comunión y la Carta de la Misión. Son las guías que el Rector Mayor propone en el Aguinaldo 2009 para alcanzar el objetivo propuesto. Los grupos trabajaron para extraer líneas de trabajo y propuestas a partir de estos documentos, que fueron brillantemente presentados por los ponentes elegidos. El trabajo se realizó por grupos lingüísticos, lo que permitió una mayor profundidad y comunicación. Desde la organización, a través de las personas que animaron las jornadas, durante los días en que se desarrollaron el ambiente de espiritualidad salesiana estuvo totalmente presente en cada espacio, momento de trabajo, de reflexión, de oración, en cada comunicación. El marco lo ofreció al inicio de las mismas, Juan José Bartolomé (secretario del Rector Mayor y experto biblista) quien inició las ponencias con un análisis exhaustivo de la parábola del grano de mostaza (Mt.13, 31-32), como el mismo presentó: «Como un grano de mostaza. La Familia Salesiana, simiente sembrada por Don Bosco», es una relectura salesiana de la Palabra. Así se puso en el centro lo importante, La Palabra de Dios. Algunas de las conclusiones a las que se llegó después de los tiempos de trabajo en grupo fueron: Conocer a los grupos de Familia Salesiana y, al mismo tiempo, profundizar en la propia identidad como grupo perteneciente a la misma, buscar espacios de formación común que pueden dar paso a proyectos conjuntos, revitalizar los lugares comunes que ya existen, los consejos o consultas de Familia Salesiana. Además de estas propuestas realizadas desde los grupos de trabajo, el Rector Mayor, en su intervención al finalizar las jornadas propuso la idea de realizar la Carta de Familia Salesiana, la carta de identidad que permita que la Familia Salesiana sea reconocida por la Santa Sede como un grupo… como un movimiento común.Cuatro días de oraciónSi la reflexión y la comunicación fueron momentos importantes en estas jornadas, la oración no fue un momento, se respiraba en cada lugar. Todos los espacios estaban impregnados de oración: ya fuera porque las Eucaristías centraban el día al comienzo, o porque los momentos de meditación en la asamblea general se realizaron a través del propio texto, o porque los momentos de grupo se abría y cerraban con oraciones. Todo estaba dispuesto para vivir cada minuto, cada hora, cada día, como una gracia de Dios, y así se respiraba. El entusiasmo del Rector Mayor y su Consejo se puso en el Centro e impregnó de alegría salesiana estos días de convivencia y trabajo.Como un verdadero padreLa participación del Rector Mayor, Don Pascual Chávez Villanueva, en todos los momentos de las jornadas, sus palabras, sus propuestas han hecho que cada momento de estos cuatro días se hayan vivido de una forma especial en el corazón de cada uno y cada una de los participantes. Hemos vivido cuatro días como una gran familia, con un padre alegre, cercano y claro en sus ideas y propuestas. Comenzó el día 22 con una buenas noches en las que dijo: «me siento orgulloso de ser Salesiano» y ciertamente no necesitaba repetirlo su persona nos lo transmitió a lo largo de los cuatro días de convivencia: «Poner en el centro la espiritualidad como un empuje de la comunión para la misión (…) no somos fruto de una estrategia de Don Bosco, somos fruto del espíritu». Al finalizar estas 27 Jornadas de Espiritualidad Salesiana en Roma nos llevamos en «la mochila» un canto orgulloso: «Somos Salesianos», un rap que pone en el centro de la misión de la familia salesiana a los jóvenes, a los más necesitados y en el centro de nuestra comunión, el Espíritu. Los días estuvieron llenos de símbolos, metáforas y espacios en los que el sentir como familia y el actuar como movimiento parecía ser lo evidente, lo lógico, hacia donde tenemos que caminar.
Marian Serrano
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