Han pasado ya 6 años desde que me crucé por primera vez con Isa (así es como prefiere que la llamen). Nacida en Madrid hace 30 años, se define como una persona comprometida, alegre, dispuesta y siempre al servicio de los demás. Doy fe de todo ello y, además, añado: es una muy buena amiga. Enfermera reconvertida por opción en profesora de FP, inició su relación con los Salesianos cuando finalizó sus estudios de ESO: “En mi colegio no había bachillerato y decidí cursarlo en los Salesianos de Atocha. Fue entonces cuando algunos compañeros de clase que iban al centro juvenil –quienes serían después mis animadores–, me animaron a que probase. Y así fue: probé y me quedé”.
Comprometida durante 11 años en el CJ Atocha, 4 como animadora y 5 como coordinadora del oratorio, y otros 2 más como animadora del apostolado social en El Gallinero; Isa hace balance de esa etapa: “Siempre he tenido claro que mi vocación era por y para los jóvenes”.
A propósito de la “vocación”, le pregunto por la suya. Esbozando una sonrisa me contesta: “Creo que mi vocación es la de estar para los demás, procurando que mi testimonio sea un ejemplo de vida cristiana con estilo salesiano”.
Lo del estilo salesiano es algo más que una muletilla para Isa. Es un convencimiento de fe que atraviesa toda su vida: “Hubo un momento en el que me di cuenta que ser animadora de un centro juvenil tenía fecha de caducidad. A la vez sentí que mi vida debía prolongarse en la Familia Salesiana. Fue entonces cuando comencé la formación para ser Salesiana Cooperadora”.
Experiencia de Dios
Durante el proceso formativo, como puede pasarle a cualquiera, Isa vivió momentos en los que no tuvo tan clara su vocación. Entonces llegó el CampoBosco en Turín, durante el verano del 2018, y sus dudas se despejaron de un plumazo: “En la Basílica de María Auxiliadora tuve una experiencia muy profunda de Dios; sentí que estaba en mi casa, que esa era mi familia y que tenía que formar parte de ella. A día de hoy sigo sin poder poner palabras a lo que sentí en aquel momento, pero fue uno de los más especiales de mi vida”.
Hace 3 meses, Isa hizo la Promesa como Salesiana Cooperadora en el centro local de Atocha. Me confía que este paso vocacional ha aportado a su vida como creyente un modo de descubrir más a Dios, “una manera de ser” y “un compromiso por acercar a Dios a los demás con el estilo salesiano”.
Gracias por tu testimonio, Isa. Sigue viviendo tu vocación por y para los jóvenes.
Xabier Camino Sáez, sdb
Coordinador de Animación Vocacional SSM

Pie de foto: Isa con los niños de El Gallinero, poblado chabolista de la Cañada Real de Madrid, desmantelado en octubre de 2018.
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