Toda familia que tenga dos o más hijos vive una situación que, en muchos momentos, les deja perplejos, sorprendidos y en no pocas ocasiones totalmente desconcertados. Se trata de la rivalidad entre los hermanos. Situación que les lleva al agotamiento y en determinados casos a la consulta con especialistas, para poder entender y saber qué hacer. Sacarse la lengua, gritarse, reñir, pegarse, romper los juguetes del otro, acusarse mutuamente…, todo un catálogo de estrategias guerrilleras que hacen perder los nervios a más de un padre o madre. Sin embargo, hay que hacerse a la idea de que tener hermanos conlleva, casi necesariamente, algún tipo de rivalidad y que en la mayoría de las ocasiones es «normal», e incluso en algunos casos puede ser saludable para el desarrollo de los niños. Las relaciones entre hermanos ofrecen una oportunidad para que los niños aprendan a resolver problemas en un entorno de amor incondicional. La rivalidad fraterna puede definirse como una competencia debido a la inseguridad, que puede provenir muy frecuentemente de sentirse menos valioso que otro igual a él. Lo que hay que preguntarse es: ¿por qué mi hijo puede llegar a sentirse menos valioso que su hermano o hermana? ¿Por qué se produce la rivalidad? Las causas son múltiples:- Como reto a los padres: La violencia entre hermanos está relacionada con la presencia de los adultos y en muchas ocasiones se comportan de otra manera si están solos. Muchas de las peleas y roces entre hermanos son una forma de captar la atención de los padres.- Sentimiento de inseguridad: Muchas veces no es necesario que exista una situación real de injusticia en la casa, la propia inseguridad del niño puede llevarlo a formarse ideas equivocadas sobre quiénes son los preferidos de papá y mamá.- Complejo de inferioridad: La envidia puede ser consecuencia de un complejo de inferioridad. Puede darse cuando el hermano mayor es muy brillante y el otro lo percibe como un techo inalcanzable. O cuando ve a otro, aunque sea menor, como un rival que todo lo hace mejor que él. Según varios autores, la raíz de todos los sentimientos de inferioridad son las comparaciones, las que oyen de otros o las que ellos mismos se hacen por dentro.- Por deterioro del vínculo entre los padres: El vínculo entre hermanos se descompensa como consecuencia directa del fracaso en el vínculo parental-conyugal. El deterioro de la relación de pareja entre los padres provoca una descompensación en la atención a los hijos.Estrategias para prevenir los conflictos- El clima familiar es muy importante. El amor y la confianza dan lugar a un mejor entendimiento entre todos y es el mejor antídoto contra los celos.- Fomentar las responsabilidades diarias. Es necesario propiciar actividades en las que colaboren todos, promover juegos donde tomen parte todos (juegos de mesa, de calle, prendas…), realizar excursiones y viajes.- Favorecer las tertulias y sobremesas. Enseñarles a pedir las cosas por favor, a dar las gracias, y a pedir perdón.- Autoridad en la familia que proteja, oriente, ayude, estimule, y también exija límites claros y adecuados.Estrategias para resolver los conflictos – Mantener la calma. No intervenir; intervenir sólo en caso de que la pelea se complique, o uno de ellos sea dominado de modo abusivo. – Ser justos. Cuando haya que intervenir, no buscar culpables, todos lo son en mayor o menor grado.- Estar alerta ante las tiranías continuadas o las conductas abusivas.- No dramatizar demasiado. Evitar las comparaciones, éstas atentan contra la autoestima; y evitar cualquier tipo de favoritismo entre los hijos. Dedicar similar cantidad de tiempo a cada uno. Si a pesar de todo usted considera que debe intervenir en alguna pelea, tenga en cuenta:- Lo mejor es reprender a los dos (no a uno sólo). Nunca pregunte quien empezó. La respuesta siempre será la misma: «fue él» o «fue ella quien lo hizo».- No espere que el chico/a mayor actúe de una manera más madura que el niño más pequeño. No le sugiera al mayor que es él/ella quien debe ceder.- La mejor opción casi siempre es separarlos y reprender a cada uno con tiempo fuera (cuidar que lo cumplan cada uno en un lugar aparte y aburrido).- En algunas situaciones puede ser útil el que usted actúe como mediador o arbitro, ayudando a cada uno a presentar sus argumentos y expresar sus puntos de vista. Así aprenderán a escucharse. Pero no dé la razón a ninguno.- Cuando los hermanos desarrollan un patrón de hostilidad y agresividad exacerbada, el niño/a, chico/a debe ser protegido de cualquier forma de abuso físico o psicológico por parte del otro.Con tiempo y esfuerzo, lograremos entender la causa de la rivalidad entre los hijos y manejar las situaciones de un modo exitoso. Si por el contrario consideramos que la situación nos supera, siempre cabe la posibilidad de alguna ayuda externa profesional que permita ganar en compresión acerca de la situación y mejorar la dinámica familiar y las relaciones interpersonales. Como siempre, ¡mucho ánimo!
Antonio Ríos Sarrióantoniorios@salesianos.edu
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