Todavía estamos a tiempo de recuperar la mirada de don Bosco. Todavía estamos a tiempo de proponer la vocación consagrada salesiana entre los jóvenes. Todavía podemos apoyar más la familia y ayudarla a vivir su vocación de ser esperanza de la sociedad. Todavía es tiempo de echar las redes en el mar salado. Todavía estamos a tiempo de que vuelva don Bosco, llame y encuentre “pescadores de jóvenes”. Para eso, escuchemos a los jóvenes, recuperemos la fantasía de los orígenes y perdamos el miedo. Echemos colirio a nuestros ojos salesianos para entrar en contacto con las nuevas pobrezas y hacer que las “sotanas” de nuestra comodidad se desgarren por los gritos y tirones de los jóvenes más pobres. Demos a conocer la vida de don Bosco: su pasión por Dios y compasión por los jóvenes. Apoyemos desde nuestras comunidades educativo-pastorales a las familias. Renovemos nuestras propuestas educativo-pastorales para que nuestras casas sean las “casas de los jóvenes”. Convoquemos a todos aquellos que sientan la llamada a ser como Don Bosco en la Familia Salesiana: como consagrados totalmente entregados a Dios y a los jóvenes como Salesianos de Don Bosco, entre las filas de las Hijas de María Auxiliadora, en las Voluntarias de Don Bosco o como laicos en la Asociación de Cooperadores Salesianos, o en los demás grupos que forman parte de la gran Familia de Don Bosco. Y rezando: pidiendo con confianza al Señor que no deje de mandar operarios a trabajar por la salvación de los jóvenes. ¡Rápido! Despertemos del sueño. Es hora de trabajar. ¡Feliz Fiesta de San Juan Bosco!
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