ROMA
“Señor, bendice al mundo, da salud a los cuerpos y consuela los corazones”, con estas palabras se expresó el Santo Padre, Francisco, el pasado 27 de marzo en una Plaza y Basílica de San Pedro vacías. Fue un acto programado por el Papa para congregar, a través de los medios de comunicación, a millones de católicos en todo el mundo.
Francisco proclamó el pasaje del Evangelio en el que, estando los apóstoles en la barca, atemorizados y asustados por la tempestad en el mar que les acontecía, despiertan a Jesús. El Señor los insta a creer en Él con estas palabras: “¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?”.
Después de un momento de oración ante las imágenes del Crucifijo de San Marcelo y de la Virgen Patrona de Roma, la Salus Populi Romani, el Papa imploró la bendición extraordinaria ‘Urbi et Orbi’ alzando la custodia con el Santísimo Sacramento. Así, “se concede la Indulgencia Plenaria a los afectados por el coronavirus que están sujetos a cuarentena”.
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