Mi mochila viajera me ha llevado en estos meses de agosto y septiembre a compartir diversos encuentros y cursos de formación.
El objetivo principal de esta formación es cualificar a nuestros animadores para que respondan no a una tarea, sino a una verdadera vocación al servicio de los jóvenes. El animador salesiano, como describe nuestro Cuadro de Referencia, es una persona que vive y se forma para dar respuesta a una vocación. Para ello asume, mediante la formación, la identidad apostólica salesiana: la de ser un educador evangelizador, desde la práctica y la vivencia del Sistema Preventivo, que es a la vez experiencia pedagógica y espiritual. El animador asume la necesidad de su propia formación, de la cual se siente el primer responsable.
Para nosotros estos momentos formativos son muy importantes, tanto en Arévalo, Mohernando, Sanlúcar La Mayor, Godelleta, Barcelona… Se cuidan las asignaturas que se imparten, sus profesores/as, los momentos celebrativos, los espacios de convivencia. Juntos crecemos y nos formamos teniendo en cuenta a los niños, adolescentes y jóvenes de nuestros centros juveniles.
No hay viajero sin maleta… Don Bosco cuenta con nosotros “Avanti sempre Avanti”.
Santi Domínguez Fernández
Coordinador Nacional de Oratorios-Centros Juveniles
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