La autoestima es un conjunto de fenómenos cognitivos y emocionales que concretan la actitud hacia uno mismo, la forma en que toda persona se juzga y valora. Constituye una condición básica para la estabilidad emocional, el equilibrio personal y la salud mental del ser humano. Podríamos decir que la autoestima es la suma de juicios que una persona tiene de sí misma, es decir, lo que la persona se dice a sí misma sobre sí misma. Engloba dos grandes sentimientos: sentimiento de dignidad y sentimiento de valía. Es decir, el sentimiento de ser dignos, de merecer, de tener derecho a afirmar nuestras necesidades y a gozar de los frutos de nuestros esfuerzos; y la confianza en nuestra capacidad de pensar y de afrontar los desafíos de la vida.La autoestima apunta no a lo que los otros dicen o piensan de ti, sino a lo que tú sientes y te dices de ti mismo/a. Y este convencimiento profundo de cómo tú te sientes contigo mismo/a, te hace actuar y vivir de un modo determinado, condicionando en gran medida la sensación de felicidad, armonía y paz interior. Desarrollo evolutivo de la autoestimaEl concepto del Yo y la autoestima se desarrollan durante toda la vida. El bebé no tiene concepto de sí, sólo sensaciones físicas, de ahí la importancia de tocar, besar, masajear,… a los bebés. A partir de los dos años comienza a desarrollar el concepto del Yo basado en las reacciones y verbalizaciones de los otros «importantes» (madre, padre, hermanos, familiares). Después de la primera infancia junto con su familia serán los amigos, maestros, parientes, vecinos,… los que irán configurando su concepto de Yo. En la adolescencia se da una crisis de identidad, produciéndose una reorganización crítica de la manera de apreciarse con el consiguiente cambio en la autoestima. En la edad adulta se ha de mantener una puesta al día de la autoestima desarrollada durante las etapas anteriores. A lo largo de estas etapas el niño/a va configurando una autoimagen de sí mismo fruto de lo que oye que dicen de él/ella y cómo se comportan con él/ella «los importantes» en su vida. Según lo que vaya oyendo y viendo, va haciéndose la propia imagen. Al pasar los años esta imagen se va consolidando dando lugar al desarrollo del autoconcepto, es decir, cómo se va definiendo el niño/a, para que posteriormente aparezca el componente evaluativo del sí mismo que es la autoestima. Si la autoimagen y el autoconcepto no son muy positivos surgirá un rechazo de sí mismo y esto es lo que llamamos baja autoestima. Si por el contrario, el niño/a tiene una buena imagen y buen concepto de sí mismo/a, tenderá a sentirse bien con quién es y surgirá una aceptación y sensación positiva consigo mismo/a, a esto le llamamos sana autoestima. En todo este proceso, el modo como los padres traten y hablen a su hijo va a ser determinante para que se sienta a gusto y feliz consigo mismo.¿Qué hacer para favorecer la sana autoestima en los hijos?- Haga una lista de las cualidades positivas de su hijo/a y léala con frecuencia.- Irradie pensamientos positivos hacia su hijo/a: verbales, por escrito, en forma de caricia, besos, golpecito en la espalda, miradas, tocarse, reírse juntos, pasear juntos, etc.- Dedique un tiempo exclusivo a su hijo/a: unos minutos varias veces a la semana, es un rato sin estrés y sin dar lecciones, es un rato pequeño para estar juntos y a gusto. Pero es un tiempo exclusivo para cada hijo/a, no en grupo.- Tenga cuidado cuando hable de su hijo/a: lo que dice a otros al alcance del oído de su hijo/a, es tan importante como lo que le dice a ellos directamente. Con frecuencia, esos comentarios le causan mayor impacto, ya que ellos creen que no deberían haberlos oído. Hable bien de sus hijos con frecuencia. – Reconozca su esfuerzo, interés y concentración; utilice frases de este tipo: «parece que te has superado en…»; «hoy te has esforzado mucho en el partido»; «parece que te gusta mucho bailar»; «por lo que veo te interesan los coches…»; «te veo muy concentrado en el examen».- Lenguaje a evitar: hipergeneralizaciones, amenazas vagas o violentas como: tu siempre te portas mal, «nunca lo haces bien», espera a que lleguemos a casa, hazlo otra vez y verás lo que te va a pasar.- Otras conductas para fomentar la autoestima en su hijo/a: acéptelos tal y como son; hágales saber lo que valen; reconozca su progreso y el esfuerzo por pequeño que sea; respételos, esto sentará las bases del respeto que ellos deben tenerse a sí mismos; critique el fallo y no a la persona; evite exagerar las dificultades; déjele equivocarse, déjele crecer; evite palabras y acciones que les desanimen.Los niños, adolescentes, jóvenes, necesitan de los padres para muchas cosas en la vida hasta que se hacen adultos y pueden conducir sus vidas de una manera autónoma. Acompañarlos a lo largo de su existencia forma parte de la gran aventura de ser padres. Sea un buen compañero de viaje asegurando, potenciando, estimulando, reforzando… y cuando haga falta ponga los límites y las normas necesarias. Un niño/a querido/a y aceptado/a, puede soportar cualquier frustración.
Antonio Ríos Sarrióantoniorios@salesianos.edu
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