Queridos amigosDe nuevo, un saludo cordial a todos, al comienzo de este año 2010, que os deseo lleno de paz y felicidad.Si el pasado año 2009 ha sido para la Familia Salesiana un año de gracia, en el que hemos celebrado el 150 aniversario de la fundación de la Sociedad de san Francisco de Sales, en este nuevo año que el Señor nos regala tenemos nuevos motivos para el agradecimiento: a lo largo de todo el año vamos a celebrar el centenario de la muerte del beato Miguel Rua, primer salesiano y primer sucesor de Don Bosco, protagonista en la fundación de la Sociedad Salesiana y en su consolidación, arraigo y desarrollo.Don Rua es una gloria de Don Bosco. Crecido a su lado desde niño, fue guiado y conducido por el mismo Don Bosco para seguir sus pasos, continuar su obra, promover su carisma, testimoniar su santidad. Así lo vio el papa Pablo VI, quien en la homilía de la celebración eucarística en que tuvo lugar la ceremonia de la beatificación, daba razón del motivo de su beatificación con estas palabras: «Don Rua es beatificado y glorificado porque es el sucesor de Don Bosco, o sea, su continuador; hijo, discípulo, imitador. El cual, como se sabe, con otras personas, entre los suyos, ha hecho del ejemplo del Santo una escuela; de su obra personal, una institución extendida por toda la tierra; de su vida, una historia; de su regla, un espíritu; de su santidad un tipo, un modelo; del manantial una corriente, un río».Don Rua es un testimonio eminente del dinamismo de la fidelidad. Especialmente hoy nos enseña que la tradición es dinámica y creativa; y nos estimula a avanzar siempre con su misma fidelidad dinámica, a ser sucesores y continuadores, a seguir haciendo del manantial un río caudaloso de agua viva. A lo largo del año contemplaremos en las páginas del Boletín su imagen y su figura señera de siervo fiel y generoso para, conociéndole mejor, emprender también nosotros, en la Iglesia, su mismo camino de seguimiento de Cristo y de Don Bosco.
Eugenio Alburquerque FrutosDirector
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