Queridos amigos:Del 30 de mayo al 3 de junio tuvo lugar en Milán el VII Encuentro Mundial de las Familias. Millones de personas se reunieron en torno al Santo Padre para celebrar, compartir y reflexionar sobre la familia, que, como destacó Benedicto XVI, “ha de ser redescubierta como patrimonio principal de la humanidad”. Ella es especialmente portadora de los grandes valores de la solidaridad, de la fraternidad y de la paz. Porque es, ante todo, en la familia donde se experimenta que la persona no ha sido creada para vivir encerrada en sí misma, sino en relación con los demás.Para el encuentro de Milán, el lema elegido fue: “La familia, el trabajo y la fiesta”, que articula de forma precisa tres aspectos centrales de la experiencia humana, que quiero destacar en este saludo.Es, sin duda, evidente en estos momentos en que tan fuertemente sufrimos la crisis económica, la necesidad del trabajo para la familia, tanto por razones económicas, que hacen posible una subsistencia justa y digna, como por la incidencia del paro en la calidad de vida y en las relaciones familiares. Pero es necesario valorar también la importancia de la familia para el trabajo. No solo es el cauce donde nace y crece el capital humano, la familia sigue siendo la institución más apta para proteger a los débiles y, con frecuencia, en el mismo seno de la familia se crean y gestionan las pequeñas empresas, que en muchos países constituyen el tejido económico más productivo. Juan Pablo II expresó está relación, señalando que el trabajo hace materialmente posible la familia, y ella es, al mismo tiempo, una auténtica escuela de trabajo.Y es también importante analizar la relación entre familia y fiesta. Por su naturaleza, la fiesta es un acontecimiento social y alcanza en el dinamismo familiar su lugar decisivo, como se manifiesta en las fiestas familiares, en los procesos culturales que se transmiten de generación en generación e introducen en la vida social a través de las tradiciones, costumbres, lenguajes, aniversarios.Trabajo y fiesta son realidades humanas, sociales, en las que emerge el sentido de la existencia; y esta es quizá su relación fundamental con la familia, ámbito para la realización personal y la socialización, escuela del verdadero amor y de la solidaridad.
Eugenio Alburquerque Frutos-Director
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