Todo comenzó el 6 de Abril con mi llegada al aeropuerto de Maputo, la capital de Mozambique. Tras dos semanas en Maputo me fui a Matundo (Tete), el destino final de mi viaje. La provincia de Tete está situada en el centro-norte del país, y su capital ubicada a orillas del río Zambeze tiene el mismo nombre. Ésta cuenta con el honor de ser el lugar más caluroso de todo el país, característica que no tardaría en verificar. La estampa típica es el puente sobre el río Zambeze, construido por los portugueses, con la ciudad al fondo. Cruzar este puente mientras el sol se está poniendo en el horizonte con la brisa fresca subiendo desde el río es algo increíble.La escuela Don Bosco se encuentra en la zona de Matundo, un lugar bastante aislado a 5 km de la ciudad, y a 15 km de la villa de Moatize, en donde está la parroquia salesiana de San Juan Bautista. Se trata de una escuela de formación profesional en la que se imparten cinco especialidades: carpintería, carpintería metálica, mecánica auto, confección y construcción. Asisten entorno a 250 alumnos y 40 alumnas. Para poder matricularse tienen que ser mayores de 15 años y haber superado 7º curso. Es fruto de la colaboración con la AECI, y cuenta con instalaciones de gran nivel, que ofrecen posibilidades de formación extraordinarias para los alumnos, y sin duda muy superiores a las de cualquier otro centro existente en la provincia. Tanto los estudiantes como los profesores son conscientes de la oportunidad que supone estar en esta escuela, lo cual se refleja en el ambiente de estudio y trabajo, fruto de la motivación de todos ellos.Antes de mi partida, la comunidad estaba formada por el Padre Pedro (español), el Padre Lucas (mozambiqueño), el Hermano Crispim (timorés) y un servidor. Sin embargo, durante algún tiempo, llegamos a ser sólo dos personas, el Padre Pedro y yo, aunque contamos con algunas visitas que hicieron más llevadera la soledad.Comienzan las obrasMi principal labor fue la de coordinar y acompañar la construcción de una sala polivalente para la escuela. Ésta servirá de comedor para los alumnos que se quedan a comer a diario en el colegio, así como de lugar de reunión, teatro y cine para los chicos de la escuela y del oratorio.El comienzo de la obra se retrasó debido a demoras a la hora de recibir los fondos así como a dudas en cuanto al sistema constructivo y los materiales a emplear. Esto hizo que durante los primeros dos meses compaginara los trabajos de revisión del proyecto (adaptación de los planos, redacción del presupuesto y análisis de suelos) con las actividades deportivas. El ambiente en todo el proceso de construcción resultó increíble. Dependiendo del día podía haber entre 20 y 100 personas trabajando en la obra. Divididos en grupos cada cual se encargaba de una tarea diferente. Los carpinteros se encargaron de hacer los encofrados, los carpinteros metálicos prepararon las armaduras, algunos constructores fabricaron los bloques de hormigón con los que construiríamos la casa, mientras que los demás se encargaron del replanteo de la obra, o participaron en las extenuantes labores de excavación de las cimentaciones.La fase de excavación fue realmente agotadora y nos dio muchos quebraderos de cabeza, ya que enseguida descubrimos que bajo la primera capa de tierra se encontraba un terreno muy desfavorable compuesto por diversos tipos de roca. Ello nos obligó a dedicar seis semanas a cavar con cincel y martillo hasta alcanzar el nivel de cimentación adecuado.Armado con cincel y martillo, como todos los demás, participé en las duras jornadas de excavación, lo cual me granjeó la simpatía de profesores y alumnos. Disfruté muchísimo de este trabajo, y cada día tras salir de la zanja me sentía satisfecho y orgulloso del esfuerzo realizado por todos. A mi juicio la implicación y el compromiso de todos fue lo que hizo posible que el proyecto saliera adelante, ya que no fue fácil luchar contra las adversidades que encontramos a lo largo del camino.Múltiples dificultadesUna vez terminada la fase de excavación, durante la cual acumulamos un retraso aún mayor con respecto a la planificación original, comenzamos con muchísimas ganas el trabajo propiamente constructivo. Pronto nos dimos cuenta de que no nos veríamos exentos de problemas. Uno de los contratiempos más importantes fue la escasez de cemento debida al mal funcionamiento de la única fábrica suministradora. A la falta de cemento se unieron los continuos cortes en el suministro de agua, factor clave en un proyecto de construcción. Y otro factor crítico fue la mano de obra, ya que únicamente fueron contratados cinco constructores para el proyecto, recayendo una gran parte del trabajo y de la responsabilidad en los alumnos de la escuela. De hecho fue gracias a la total entrega y disponibilidad de los alumnos como la obra consiguió avanzar, cosa de otro modo absolutamente imposible. Sin embargo, el hecho de que fueran alumnos supuso una dificultad añadida, ya que además de sus clases prácticas tenían clases teóricas e incluso exámenes que en muchos momentos resultaron ser incompatibles con el ritmo de la obra, pues ésta requería un trabajo intenso y continuo. El trabajo no siempre fue fácil, teniendo en cuenta que la temperatura habitual estaba entre los 38 y 48 ºC a la sombra. Sin embargo, fue una experiencia muy valiosa, ya que siempre conseguimos seguir adelante a pesar de las adversidades.Fue bastante duro para mi regresar a España sin poder ver acabada la sala polivalente, sin embargo, la disminución del trabajo diario, así como la soledad que cada día se hacía más presente fueron los motivos que me impulsaron a tomar esta decisión. Sin lugar a dudas mi enemigo más temible a lo largo de estos meses fue la soledad. En cuanto a la convivencia dentro de la comunidad creo que fue muy buena. Considero que puedo llamar amigo tanto al Padre Pedro como al Hermano Crispim, con quienes compartí la mayor parte de mi tiempo en Matundo. Es cierto que no faltaron las discusiones sobre todo en cuanto a temas relacionados con la organización del trabajo o referentes a algunas normas de la casa, pero siempre resolvimos nuestras discrepancias de modo directo y sin tapujos. En definitiva quiero decir que esta experiencia ha sido algo increíble para mi, que me ha permitido conocer a muchas personas interesantes y vivir en primera persona situaciones hasta entonces desconocidas para mi. Considero que soy más maduro y consciente de la realidad tras esta experiencia, y espero poder seguir aportando mi pequeño granito de arena de aquí en adelante.
Ricardo Rodríguez Cuenca
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